Es ampliamente conocido por el inconsciente colectivo que los políticos no cumplen las promesas. Sin embargo cuando es el primer mandatario de un país el que ha logrado que una promesa tan seria como la de recomponer la economía de una nación se convierta en todo lo contrario es simplemente un chiste… uno malo, una verdadera pesadilla.
Por: Lapatilla.com
Nicolás Maduro anunció con gritos y sudor el pasado 15 de diciembre del 2014 las directrices a seguir para enderezar el rumbo de la economía venezolana. En su alharaca aseguró que iba a dedicarse exclusivamente a luchar contra la “guerra económica”, término inventado por el chavismo para ocultar la incapacidad o falta de ganas que tienen para enderezar el país y ponerlo a prosperar.
“Me dedicaré las 24 horas del día, con el apoyo del pueblo, a ganar la batalla contra la guerra económica… pido apoyo de la masa popular, de los obreros, de los empresarios, de todos, para convertir el 2015 en el año del redespegue productivo y de la diversificación de la economía para cuidar el empleo, el ingreso y las misiones. Me verán ustedes recorriendo las fábricas, los campos y la frontera para derrotar a la mafia criminal”, arengaba el primer presidente obrero, hijo de Chávez en un acto de esos que hacían cuando eran “masas”.
El país que en algún momento fue considerado como ejemplo de progreso; que se desangra en petróleo y que con los altísimos precios del crudo tuvo los más grandes ingresos nunca antes recibidos, se encuentra 1096 días después, tres años exactos, en la peor crisis económica de su historia moderna con un índice de inflación del 1.369 % según la Asamblea Nacional de Venezuela.
El 22 de diciembre de ese mismo año afirmaba que la nación iba a “mantener el ritmo de sus compromisos financieros mundiales”. Los venezolanos sin ningún tipo de ganas navideñas, lo escuchaban vociferar: “He pedido ayuda a expertos económicos, Venezuela se ha sometido a una guerra psicológica, la persecución financiera internacional, colocando riesgo país a Venezuela sobre países como Ucrania o peor. Con respeto de los ucranianos, pero ellos han estado en guerra todo el 2014, que se ha fracturado, que no tienen riquezas como nosotros”, aseguraba.
Casi tres años después (dentro de una semana), el país se encuentra en default por el impago de sus bonos soberanos. La quiebra de Petróleos de Venezuela y la testarudez de no querer enderezar el rumbo nos tiene, ciertamente, peor que los ucranianos.
Lo cierto es que aún no sabemos qué carrizo está haciendo. Cómo es posible que se haya dedicado a la “contraofensiva económica” y estemos muchísimo peor.
Mientras tanto vemos por el canal oficial de propaganda del Partido Socialista Unido de Venezuela, Venezolana de Televisión, espacios donde se le sigue echando culpa al bloqueo, a Bush, el Imperio, Obama. A los voceros oficialistas culpando al Rey de España o los empresarios a una página que mide la oferta y la demanda de los dólares en franca hiperinflación.
¿Y el dólar a cuánto estaba cuando la pesadilla de presidente se dedicó a arreglar la economía?
170 BsF.