Este 15 de diciembre se cumplió un año de que la película “El Inca” fue retirada de todas las salas de Venezuela. La historia de amor entre Edwin Valero y su pareja Jennifer Carolina Viera fue estrenada el 26 de noviembre de 2016 y en su tercera semana fue censurada. Desde entonces ha entrado en un litigio judicial que no parece tener fin y sólo puede ser proyectada fuera de la nación bolivariana.
El boxeador venezolano ganó 27 peleas en igual cantidad de presentaciones y todas antes de que se cumplan los 12 asaltos, marca que le permitió ingresar en el libro de los Récord Guinness y en la historia grande del deporte de su país, al conseguir dos títulos mundiales. Nacido en un barrio pobre, con la bandera de Venezuela y el rostro de Hugo Chávez tatuado en el pecho, Valero conquistó el mundo como deportista y en varios actos se mostró al lado del comandante. Sin embargo, el 18 de abril de 2010 fue acusado de asesinar a su esposa en un hotel y un día después se suicidó tras ser detenido, tiñendo de negro una historia de gloria que el chavismo decidió tapar.
Con la idea de publicar un libro, Ignacio Castillo Cottin comenzó a investigar la historia de este deportista que “volvió a enamorar a los venezolanos con el boxeo”, pero luego de tres años de entrevistas a familiares, entrenadores y amigos del púgil, el cineasta optó por realizar una película, que aún sigue prohibida.
“El personaje era un ídolo y sí, estaba vinculado al gobierno, y de repente tiene un final muy trágico y muy negro, que tal vez es algo que no se quiere contar. No lo sé, de repente la gente quiere pasar la página y que no se hable más”, cuenta triste en diálogo con Infobae.
En diciembre de 2016, llegó una demanda iniciada por la familia del boxeador que alegaba que la obra contenía escenas que iban “en contra del honor y la reputación de los hijos de Edwin (Valero)”. Aquel litigio fue superado por el director, quien logró que su trabajo regrese a la cartelera en julio de 2017, pero tres días después volvieron a retirarlo.
La orden fue dictaminada por el juez chavista del Tribunal Supremo de Justicia Calixto Ortega sin fundamentos anunciados públicamente: “La medida cautelar y preventiva se ha convertido en permanente”, explica Castillo Cottin. “Hace 5 meses que no se puede exhibir y todavía no sabemos por qué”.
Esta es la primera vez en la historia que una película recibe este tipo de censura en Venezuela. Algo similar había ocurrido en la década del 80 cuando se prohibió la proyección de “Tango en París”, pero jamás llegó a los cines.
El director responsabiliza de esto a la falta de conocimiento acerca de su obra, la cual no tiene contenido político alguno: “La película no toca el tema partidario, el tema se centra en la historia de amor (entre él y su esposa). Pero sí hay un desconocimiento de la gente que pensaba que la película de alguna forma podía agredir al gobierno o no sé qué”.
Mientras aguarda por un llamado de la Justicia para resolver el problema, Castillo Cottin se muestra preocupado porque de proseguir la censura la película podría perder fuerza: “Las películas tienen una vida y la están matando”. Sin embargo, reconoce que su mayor temor son las consecuencias que esto le generará a su país: “Esto ha perjudicado al cine porque mañana va a ser complicado conseguir inversionistas, o levantar una película cuando escribas y toques un tema difícil de Venezuela, te van a decir ‘mira pero si te la censuran…'”.
La polémica medida, que sólo rige en el país gobernado por el régimen de Nicolás Maduro, no tiene fecha de fin. Mientras tanto, la obra se ha podido proyectar en festivales internacionales como el Miami Festival del 2017 y el Festival de Cine Independiente de Bogotá, entre otros. Además, en los países de Sudamérica se podrá ver por diversas señales de cable a partir de 2019.