El año 2018 muy probablemente será el último del chavismo en el poder. En unas elecciones democráticas, competitivas, con reglas claras y sin fraude, con el actual apoyo que tiene el gobierno, no es posible ganar unas elecciones presidenciales. Con esto llegaría a su fin veinte años de atraso y volverá Venezuela a la senda del progreso, la solidaridad y la estabilidad.
Hugo Chávez se propuso hacer una revolución en Venezuela y la hizo. Al principio no dijo que haría una revolución, mientras fue candidato. La revolución que encabezó Chávez fue una revolución conservadora en el sentido que con ideas del siglo XIX quiso aplicarlas en el siglo XXI sin percatarse que el mundo había cambiado y con él el concepto mismo de revolución. Esta revolución conservadora retrotrajo a Venezuela a etapas superadas de su historia. Tenía Chávez una visón estatista de la sociedad al pensar que desde el Estado una burocracia benefactora, encarnando los deseos del pueblo, podría sustituir los mecanismos universalmente eficientes para asignar recursos en la economía. Así se embarcó en un esquema de controles de precios y cambio que terminaron acabando con la producción y generando la más monumental corrupción de la historia venezolana con la asignación discrecional de las divisas.
Todo el esfuerzo por desconcentrar al Estado en su rol empresarial fue desmontado por la revolución conservadora y el sector público volvió a ser dueño de empresas hoy quebradas. Estatizó el acero y hoy Venezuela dejo de exportar acero para importarlo. Expropió la CANTV y actualmente Venezuela tiene el peor servicio telefónico de América y el internet más lento del mundo. Estatizó la Electricidad de Caracas y la ciudad no tiene electricidad suficiente a parte de la centralización de todas las empresas en CORPOELEC lo que terminó en un fracaso espectacular. Quiso hacerse la revolución conservadora vendedora de alimentos para lo cual expropió la cadena de Abastos CADA y la Cadena Éxitos llamándolas Abastos Bicentenarios y ahora éstas fueron a la bancarrota. Antes la revolución conservadora había quebrado a MERCAL y PDVAL. La revolución conservadora tenía que producir cemento y para ello expropio empresas privadas muy eficientes que lo producían y exportaban, hoy Venezuela no produce cemento suficiente y debe importar una buena parte. La revolución conservadora pretendió redistribuir la tierra y el resultado ha sido la caída vertical en la producción agroalimentaria y Venezuela está en manos de los proveedores del exterior hasta en rubros donde era superavitaria como el arroz.
Donde el daño ha sido mayúsculo es en petróleo. Estatizó la revolución conservadora las empresas de la Faja del Orinoco y aquellas que suplen bienes y servicios y ello llevó a que la producción de petróleo haya caído en 2017 a menos de 1.800.000 barriles diarios empleando más de 150.000 trabajadores cuando en 1998 Venezuela producía 3.000.000 de barriles diarios con 30.000 obreros y empleados. Dejará la revolución conservadora una estela de pobreza y desolación, pero habrá con qué recuperar a Venezuela.