Especial Navidad sin presos políticos: Villca Fernández, el preso condenado al infierno por retar al gobierno

Especial Navidad sin presos políticos: Villca Fernández, el preso condenado al infierno por retar al gobierno

Villca Fernández preso político desde 2016. (Foto archivo)
Villca Fernández preso político desde 2016. (Foto archivo)

 

Esposado a las rejas de una celda y sin poder comunicarse con su familia, así fue como pasó el exdirigente estudiantil Villca Fernández las primeras dos semanas en las mazmorras del Sebin, mientras no dejaba de pensar si sus hijos le perdonarían algún día el no haberlos visto crecer.

Su defensa se enteró de su paradero un día después y denunciaron que su detención era arbitraria e ilegal, pero poco le importó al Sebin, porque la historia de Villca ya estaba escrita desde que decidió responderle por Twitter a Diosdado Cabello. Como cosa rara, Villca es otro preso que sufre los caprichos de un mandatario chavista.

“Hola Villca, bienvenido al infierno”

“Bienvenido al infierno”, fueron las palabras que le dijo un funcionario cuando cruzó la puerta del Helicoide, a lo que él respondió que “hasta en el infierno hay luz, fe y esperanza. No tengo miedo”.

Y la verdad es que sí había ingresado al infierno. 15 días después pasó a una celda con 46 presos comunes y dormía en el piso con una cámara encima, hasta que por fin le dieron una colchoneta que aún conserva. Ni a los peores asesinos los tratan tan inhumanamente en otros países donde la democracia no es una utopía.

Desde el año 2014 la vida de Villca cambió. Pasó dos años en la clandestinidad y fue detenido por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia el 31 de enero de 2016 en las adyacencias de las residencias Mayeya, estado Mérida.

¿El delito de Villca? Responderle a Diosdado

“Diosdado Cabello: Tienes los días contados en el poder y tienes muchas cuentas pendiente con la justicia… No te tengo miedo. Revocatorio ya”, escribió por medio de sus redes sociales un día. ¿Y cuál fue la respuesta del actual constituyente? Una celda en las mazmorras del Sebin para Villca.

Los cargos imputados fueron instigación al odio y divulgación de información falsa, y después de más de un año no ha tenido ni siquiera la apertura de juicio y tiene más de nueve diferimientos, lo que lleva a preguntarse ¿Es que acaso la justicia es ciega o solo ve el lado que le interesa?

Presos con enfermedades crónicas mientras el Sebin ignora

Su padre, Jorge Fernández ha denunciado en reiteradas ocasiones su delicado estado de salud. Villca “es hipertenso, sufre de problemas gástricos serios producto de las diversas huelgas de hambre que ha realizado, fuertes dolores de columna, problemas en el sistema circulatorio, y  a pesar de eso no ha recibido la atención médica que requiere con urgencia”, pero al parecer para el Sebin esta no es suficiente razón para trasladarlo al Hospital Militar.

A Villca se le sube la tensión todos los días, lo que le produce dolores de cabeza intensos que muchas veces son casi imposible de controlar, pero la incapacidad del Sebin le niega el traslado al Hospital y su pañito caliente es trasladar a un médico de la sede de Plaza Venezuela para que le inyecte un medicamento, y a pesar de remitirlo a un centro asistencial, los funcionarios siguen haciendo lo que mejor saben hacer: ignorar.

La forma que tiene Villca de bajar sus subidas de tensión es a punta de té y aguas de coco que les llevan sus allegados en los días de visitas. Días en los que ve a su padre -cuando puede venir a Caracas- por solo 5 horas y exclusivamente cuando al Sebin le da la gana.

Sus hijos: Su adoración 

Como todo preso político, su familia y en especial sus hijos son su adoración. Ambos son menores de 10 años y les tocó tener un padre que ha sufrido las anarquías de este gobierno en carne propia.

“Siempre pienso en mis hijos y siempre pido a Dios que me perdonen por quitarles el derecho a estar ahí con ellos, pero fue para garantizarles un futuro en libertad lleno de oportunidades”, es lo que responde entre lágrimas cuando le mencionan a sus dos pequeños.

“Mi hija es lo más puro y profundo que he tenido. Mis hijos son mi gran inspiración para seguir luchando por un mundo y una sociedad justa donde todos podamos estar. Lucho para que ellos tengan presente, un futuro próspero como solo puede brindarles la libertad y la democracia”, dice Villca después de confesar que ha pasado noches en vela por la frustración de que los años pasan y él aún no está en libertad para verlos crecer.

Entre poesía y política

Los días de Villca en el Sebin trascurren entre poesías y cartas que realiza para poder desahogarse ya que la mayoría se basan en cómo reconstruir la democracia en Venezuela mientras sueña con tener un país donde todos seamos iguales y no existan más personas que sean torturadas por pensar distinto.

“El deber de todo preso político es nunca dejar de luchar por la conquista de su libertad porque aprendí a luchar, pero olvidé como vivir”, es uno de los escritos que Villca Fernández ha redactado en la soledad de su celda, pero con la convicción en que algún día pisará de nuevo las calles de Venezuela.

Hoy su mirada es diferente, su sonrisa ya no brilla como antes, y a pesar que sigue presente, no puede evitar las lágrimas que brotan de sus ojos cuando recuerda el infierno en el que vive por “luchar por su país y la democracia”.

Villca es un preso político más que el gobierno ignora, que su familia extraña y que la democracia espera con ansias verlo en libertad. Y el mayor regalo que le podrían dar los venezolanos a todos los presos políticos es no olvidarlos, y recordar que su lucha es por el país que todos queremos alcanzar.

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