Al igual que el derecho a la legítima defensa, el derecho a la rebelión se puede ejercer cuando un cúmulo de hechos graves, plenamente comprobados atentan contra la libertad, las garantías constitucionales y el mismo sistema democrático.
El ejercicio del derecho a la rebelión -que, por cierto no es lo mismo que guarimbear-, se da cuando el poder abusa de sus atribuciones y, los ciudadanos se encuentran en un estado de indefensión, por cuanto, se agreden sus derechos más sagrados, precisamente por aquellos que deberían ampararlos.
Estando así las cosas, vale preguntarse si lo que ha pasado en las últimas horas en VENEZUELA es una rebelión.
Las rebeliones se dan en países, con ciudadanos. Esto no es un país, es una aldea. Dirigido por caciques, que tienen arcos y flechas. Con pócimas mágicas. Con desprecio por lo científico, por la razon.Asi como un yerbatero desprecia la penicilina y le vende a los aldeanos un tabaco.
Mientras el mundo habla sobre los vegetales que se cultivan ya en agua salada, la cura contra el cancer, y la bolsa de New York. Discusiones de la civilización moderna. Sin embargo en esta aldea que somos hoy, vamos filosofando sobre el pernil y la conspiración de Portugal.
Venezuela es un país, que ya dejó de serlo, -así de rimbombante-. Al final una enorme aldea con luz y carreteras, cuyos habitantes desconfían unos de otros, como menesterosos que se arrebatan el pan. Es el hambre y la envidia, las dos obras del socialismo, que lo mismo han infectado al chavismo que la oposición.
Podríamos pararnos, en cualquier esquina, como el Juana Bautista del evangelio y soltar a grito herido: Venid y mirad , cómo un país petrolero termina en esto. Venid de todas partes a ver, la obra del socialismo. Venid y veréis a los vecinos de La Vega protestando en la redoma de La India (El Paraiso) por falta de comida.
Venid, y mirad( así habría que continuar la arenga a todo cañón) cómo el socialismo “gana” en las urnas electorales y pierde en la calle , cosa inexplicable. Desde el 22 de diciembre ha habido protestas y conatos en Catia, La Vega, La Urbina, 23 de Enero, Tucacas, Cumaná, Maturín, Charallave, Cojedes, Guanare. Cosas nada ladinas.
Venid y mirad, – no desaprovechen el espectáculo- la prueba que el socialismo deja de hacer el bien, cuando se acaba el dinero ajeno, y el que saquea de los recursos naturales. Y entonces convierte a la gente en bestias de cargas, que sólo buscan pan.
En síntesis, la dudosa «bendición» del petróleo puso en manos de unos vagos- bien sean de Gobierno o de quienes aspiran a serlo- , un vicio: imagínense a un grupo de señores a los que se les dice: «Bueno tíos, cojeos este país, prometed, prometed, y prometed… ahí tenéis ese dinero para gastar a manos llenas. Joded y bonchad».
En ninguna parte del mundo el oficio de político es más sencillo que en Venezuela, consiste en «partir la cochina» como cuenta Herrera Luque que le dijo un enemigo a Guzmán Blanco, cuando le presentó su rendición, antes de dividir un dinero que la República tenía en un banco.
La “noche de los perniles rotos”, revela una drama peor a la luz de los resultados del CNE, que aseguran supuestamente unos 9 millones que votan en defensa del Gobierno.« ¿Qué pueblo? ¿De los 9 millones valientes que iban a salir a la calle a defender el Gobierno de los hambrientos pernileros? Que ingenuidad. Sobraron 7 ceros.
Ha quedado demostrado que hay 9 milllones de personas, pero dispuestos a reclamar más salario, más vacaciones, a participar en un desfile, a no trabajar. Y pedir pernil. Y que toda intervención del Gobierno en la economía consiste en conceder una utilidad -que el Gobierno no creó ni trabajó , es decir la extrajo por la fuerza a punta de pistola- , a algunos venezolanos a expensas de otros venezolanos. Es el castigo al productivo.
¿Por qué el dólar está en cien?, ¿por qué la inflación anual ronda el 2000 %? ¿por qué no hay gasolina?, ¿por qué la gente pasa hambre en navidad?. Por qué. Tienen 300 alcaldías , 19 de gobernaciones, la presidencia, el TSJ, la fiscalía. Tienen todo el poder.
Cosas, inexplicables.