Nada podrá sacar a Michael Schumacher del olimpo del automovilismo. Sus siete coronas mundiales en la Fórmula Uno lo convierten en una leyenda del deporte. Sin embargo, a exactamente cuatro años de su terrorífico accidente de esquí, su entorno ha apostado por no revelar ni el más mínimo dato sobre su actual estado de salud. Muy pocas personas han podido romper las restricciones familiares y se mantuvo el hermetismo. La protección mediática ha sido una constante desde aquel fatídico 29 de diciembre de 2013, cuando el expiloto alemán cayó en desgracia, reseñó Infobae.
Aquel día, Schumacher se golpeó la cabeza con una roca en la estación alpina de Meribel, en Francia, donde pasaba tiempo con su hijo Mick. Su casco se rompió a causa del impacto y sufrió un severo traumatismo craneoencefálico, con hematomas intracraneales y edema cerebral difuso. Tuvo que ser trasladado de urgencia en helicóptero a una clínica de Moutiers. Luego pasó a otro centro médico en Grenoble, donde se le hizo intervención quirúrgica de alto riesgo, entró en coma inducido y tuvo que ser sometido a una segunda operación cerebral.
No fue hasta junio de 2014 que Schumacher despertó del coma y fue trasladado al hospital universitario de Lausana, en Suiza. Pasaron tres meses para que puede regresar a su casa. Luego de 254 días hospitalizado, se le permitió continuar la recuperación cerca de su familia.
Lo único que se ha repetido a los largo de estos años es que su esposa Corinna y Sabine Kehm, su exjefa de prensa y persona de máxima confianza en sus años dorados, se han encargado de sostener el blindaje mediático. Han acudido a los tribunales con cada medio de comunicación que osó con revelar algún dato sobre el ‘Kaiser’. Por ejemplo, la revista alemana Bunte fue condenada ante la Justicia por informar que ‘Schumi’ había empezado a caminar. En otro espisodio, un hombre fue detenido por el presunto robo del historial médico del famoso piloto de Ferrari y se suicidó en la cárcel de Zurich, en 2014. No han trascendido imágenes de Schumacher en ninguna de las circunstancias que le tocó afrontar en su prolongada y silenciosa recuperación.
“Gracias al físico atlético de Michael Schumacher y al poder de su cuerpo previamente entrenado, ‘le va bien según las circunstancias’, dice el amigo cercano a la familia”, informó la mencionada revista alemana en noviembre. “Michael está ahí, sigue luchando”, dijo Jean Todt, el presidente de la FIA y exjefe de Ferrari, hace unas semanas. Es lo último que se sabe sobre su salud.
También hay quienes critican la coraza mediática que protege al multicampeón alemán. Por ejemplo, Willi Webber, su exagente, criticó a la familia Schumacher porque considera que los fanáticos del piloto deberían conocer más detalles acerca de la situación real en la que se encuentra su ídolo.
Mientras tanto, Schumacher, que el próximo 3 de enero cumplirá 49 años, sigue hospitalizado en su mansión de Gland, Suiza. Corinna tomó una habitación y la adaptó por completo. Allí pasa sus días rodeado por un equipo médico de 15 especialistas que permanece junto a él las 24 horas del día. Esto representa un costo de 150.000 dólares semanales, sin contar el dinero que la familia lleva invertido entre sus estadías en diferentes hospitales, traslados y el acondicionamiento de la habitación de su casa.
La única señal que ha enviado su entorno fue lanzar su cuenta oficial en redes sociales bajo el lema #KeepFighting (‘Sigue luchando’), hace poco más de un año. Allí se publican imágenes históricas de sus años de gloria en la Fórmula Uno y se le hace difusión a las personalidades del automovilismo que lo recuerdan.
Independientemente de esas constantes publicaciones en redes sociales sobre sus mejores épocas, su recuerdo será permanente. Sus 91 victorias, 155 podios, 68 poles y 77 vueltas rápidas en 19 temporadas son imborrables. Michael Schumacher siempre será un leyenda del deporte y su legado será eterno.