El típico señuelo de un bien material o dinero, que utilizaban anteriormente los miembros de las bandas delictivas para reclutar a los niños, cambió este 2017. Ahora usan la comida, publica Crónica Uno.
Por Yohana Marra @yohanamarra
Según el informe anual del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) en 2017 los grupos delictivos avanzaron con la conquista de jóvenes que incursionan en la violencia, cuyo destino podría ser la muerte o la cárcel.
El director del OVV, el sociólogo Roberto Briceño León, explicó que como parte de la escasez, la inflación y el hambre ahora los miembros de bandas ofrecen comida para reclutar a los menores en los barrios.
Encuestas realizadas por universidades nacionales apuntan a que cuatro de cada cinco hogares (82 %) está en situación de pobreza y más de la mitad de las familias se encuentra en pobreza extrema.
“Ellos pasan a ser buenas personas porque les están dando un racimo de cambur o algún alimento, o les prestan dinero para comprar comida para su casa. Los miembros de bandas ubican a los menores en las familias”, dijo.
60 % de las víctimas de la violencia tienen menos de 30 años. Y 61 % de los que asesinan tienen también 29 años o menos. De acuerdo con el informe, específicamente tienen entre 12 y 29 años.
Las estimaciones del OVV indican que el 2017 cerrará con 26.616 víctimas en el país. Solo 16.046 son homicidios; 5535 ocurrieron por resistencia a la autoridad y 5035 son muertes en averiguación.
Aumentó violencia en el hogar por la crisis
La escasez de comida o medicinas incrementó la violencia dentro del hogar. La administración del poco alimento que pueden obtener los padres obligó a varias familias a crear estrictas normas, que no siempre se cumplieron, lo que generó situaciones de maltrato.
Según la Encuesta de Condiciones de Vida 2017 (Encovi) 32,5 % de los venezolanos solo comen dos veces al día. Esta situación genera dificultades en la convivencia familiar porque tratan de racionar el poco alimento que pueden comprar.
Gloria Perdomo, coodinadora del OVV, explicó que incluso hay hogares en los que se come una sola vez al día o los padres deciden darle el alimento solo a los más pequeños. Cuando esto no sucede, ocurren los maltratos.
Recordó el caso de una niña a quien le quemaron la boca porque se tomó el tetero de la hermanita y el de un niño a quien le quemaron las manos porque agarró comida de la despensa. Ambos hechos fueron registrados en Petare este año.
“Esto demuestra la angustia por no poder conseguir comida, por no tener dinero para comprarla o por la escasez. En estos casos, la angustia de los padres los llevó a cometer estos actos de violencia extrema, al pensar que no tendrían cómo reponer la comida o que los hijos menores se quedarían sin comer”, detalló.
Durante los estudios del Observatorio se toparon con historias de niños que han abandonado la escuela porque se dedican a buscar comida en la basura, ya que la situación en el hogar les preocupa y quieren ayudar de cierto modo. La mayoría se va por voluntad propia.
Perdomo agregó que hay niños que viven en Santa Teresa del Tuy, en el estado Miranda y viajan hasta Caracas, específicamente en el municipio Chacao, donde hurgan bolsas de desperdicios y piden dinero. Alrededor de cinco o seis días después vuelven a la vivienda con dinero acumulado para ayudar a alimentar a sus hermanitos, o al contrario, son detenidos por funcionarios.
Cuando la policía los detiene las mamás dicen que no sabían dónde estaban o no tenían cómo localizarlos y agradecen. Pero a los días el niño vuelve a la calle. Se desintegran vínculos familiares, ya no hay importancia en las normas. Las madres deben saber con quienes se reúnen los niños o donde están, hay que estar pendientes”, añadió.
Como parte de la crisis, el OVV halló otro tipo de casos dentro de las familias como cuando botan de la casa a un miembro porque está desempleado y no aporta económicamente al hogar.
Incrementaron hurtos por comida
La pobreza ha aumentado delitos como el hurto de comida en comercios, el asalto a bolsas de comida que llevan en las manos personas mayores y también son frecuentes robos a vehículos que transportan alimentos, así como el arrebato de loncheras a niños que van a la escuela.
En 2017 también incrementaron los episodios violentos en los sitios de venta de comida, por ejemplo, con las cajeras o los vigilantes quienes son blanco de agresiones. También sucede en las colas.
En Barquisimeto tenemos el caso de una persona que cuidaba la cola y lo mataron porque dejó que otra persona se pusiera de primera”, detalló la profesora de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
En las colas suelen aparecer personas armadas que se imponen a la ley y además quieren ser los primeros al momento de comprar, desplazando al resto que madrugó para obtener un producto de la cesta básica.
“Una situación del mismo origen ha ocurrido con los robos colectivos y saqueos de los supermercados o el asalto y saqueo de los vehículos que transportan comida que han ocurrido en distintos lugares del país”, indicó el informe.
En 2016, el OVV explicó que apareció el delito por hambre: personas que no acostumbraban hurtar o robar y ante la crisis incursionaron en esto. Sucedía, por ejemplo, con quienes regresaban o iban a su trabajo y tomaban algún alimento.
Además, los delincuentes “de profesión” robaban o hurtaban para comprar comida o artículos de primera necesidad, cuando anteriormente lo hacían por zapatos, celulares, tabletas o para demostrar poder en el barrio.