Cuando una relación de pareja se rompe hay que tomar ciertas decisiones. Una de las más peliagudas, especialmente cuando la cosa termina mal, es la relacionada con los objetos que nos recuerdan a esa persona. ¿Se guardan en una caja y se abandonan en el trastero? ¿Se tiran a la basura sin miramientos? En el caso de los regalos la elección es incluso más difícil, aunque Adrian Mike Pearce lo tuvo claro desde el primer momento. Se propuso no abrir nunca el obsequio navideño que su novia le dio el mismo día que cortaron… y lleva 47 años cumpliendo su promesa, publica abc.es.
El propio Adrian ha contado esta curiosa historia a través de su cuenta de Facebook, incluyendo fotos tanto del enigmático regalo como de Vicky, su antigua pareja. «Hace 47 años mi novia me dio este regalo de Navidad, el mismo día que me dejó. Prometí no abrirlo nunca. La cinta adhesiva está amarillenta, las esquinas están deterioradas, pero seguiré esperando y disfrutando del misterio un año más», comenta en el post.
Lo que tal vez no esperaba Pearce es que su publicación comenzara a difundirse y despertase el interés de varios medios de comunicación. Ha concedido entrevistas hablando del tema, llegando a confesar que ha estado a punto de romper el papel de regalo en algún momento de debilidad. Se arrepintió al momento y no lo hizo; y ahora cree que es más divertido mantener vivo el enigma durante el mayor tiempo posible. Lo que sí querría es saber qué ha sido de Vicki después de todos estos años.
Por eso, utilizando de nuevo Facebook, ha iniciado la búsqueda de su primer amor. «Vicky Allen y yo fuimos al instituto George S. Henry en Don Mills, Ontario. Me gradué en 1971 y creo que ella lo hizo un año más tarde. Su mejor amiga en aquella época se llamaba Christine Longman. Rompimos en esta época del año en 1970 y fue entonces cuando me dio el regalo. Me dejó por un chico mayor llamado Wolf, al que ella llamaba Wolfie», explica Adrian, pidiendo a todos sus contactos que difundan el post.
«Tuvimos un breve encuentro en 1977 y aunque todavía nos gustábamos, nuestras vidas habían cambiado mucho y ya no teníamos tantas cosas en común como antes», continúa Pearce. Su juramento original fue no abrir el regalo nunca, pero admite que considerará hacerlo en el 50º aniversario del día en que lo recibió. «La guinda sería encontrar a Vicky para que se uniese a la celebración», concluye, con la esperanza de que las redes sociales le ayuden a dar con ella.