Corto y Picante: “Hambre y Gobierno de malandros” Por @FariasJoseLuis

Corto y Picante: “Hambre y Gobierno de malandros” Por @FariasJoseLuis

José Luis Farías  @FariasJoseLuis
José Luis Farías @FariasJoseLuis

 

Nos acercamos al caos total que puede también significar el fin del régimen. Así lo confirma el ascenso de la conflictividad social que estalló desde mediados de diciembre con la emblemática protesta popular por los perniles, los saqueos espontáneos de los primeros días de enero y ahora con la protesta de los trabajadores de PDVSA por mejoras salariales y reivindicativas que amenaza con extenderse a otros sectores laborales. No se vislumbra forma ni capacidad para contener el desbordamiento social.

Los acontecimientos llevan un ritmo indetenible. Ya no se trata de la gloriosa lucha ciudadana de 2017 exigiendo libertades y respeto a la constitución. Lo que se está levantando es una inmensa ola de protesta por hambre con toda su peligrosa carga de violencia que no pareciera haber forma de detenerla. El contenido netamente social de las manifestaciones apunta hacia un formato inimaginable de anarquía que ni siquiera podrá ser detenido por la más feroz represión. Eso lo sabe el Pranato gobernante y por ello intenta procedimientos infructuosos para contenerlo como el anuncio de un nuevo aumento salarial a partir del 1ro de enero y el nuevo Dakazo -suerte de saqueo “controlado” promovido por el propio régimen-.





El hambre como el eje de la crisis ha puesto a girar en torno a si a los sectores más pobres y a la clase media. Mezcló el este con el oeste. Muchos de los que pocos días atrás se burlaron de las protestas populares por los perniles acudieron sin rubor al “Dakazo” de alimentos y bebidas. No tenían otra alternativa. Otros fueron más comedidos y no participaron, pero igual fueron a mercados y supermercados no afectados, por ahora, por la medida demagógica de la baja compulsiva de precios a los niveles de comienzos de diciembre, para realizar las consabidas compras “nerviosas” creyendo que la crisis del hambre no los alcanzará. Es el fruto de la comprensible desesperación. La acentuación de la hiperinflación, y sobre todo la escasez de alimentos, ha igualado a todos por debajo con el empobrecimiento general. Muy pocos están excentos de ser afectados por esta catástrofe social. Pues como escribió Elizabeth Fuentes: “No hay lambucios chavistas ni clase media asaltante. Lo que hay es hambre y un gobierno de malandros”.

Y por supuesto, vuelve la pregunta de siempre a la mesa: ¿Qué hacer? Con la misma respuesta de siempre: recuperar la República ejerciendo la soberanía popular. ¿Cómo? reconstruyendo la unidad democrática para acompañar al pueblo en sus luchas y exigir con fuerza en la negociación las elecciones presidenciales cuanto antes con todas las garantías para que cada ciudadano pueda ejercer libremente su derecho a darse el cambio político que no es otro que salir democráticamente de esta nefasta dictadura.