Luis Alberto Buttó: Hambre

Luis Alberto Buttó: Hambre

Luis Alberto Buttó @luisbutto3
Luis Alberto Buttó @luisbutto3

 

¿Cuál es el costo del hambre? La respuesta es una variable dependiente: está en función de la acera desde donde se observa el transitar de la vida. Si se es poder, contrario a lo que muchos suelen pensar y otros tantos gustan de vaticinar, el costo del hambre es tan bajo que es negocio altamente rentable pagarlo. Los poderosos no pasan hambre, pero pueden vivir de él. Anclados en el espacio de la indecencia y la inmoralidad, administran el hambre de los sometidos y obtienen el rédito mayor de la política: permanecen aferrados a las instancias decisivas. Para ello, basta la manipulación mediática y la manipulación sobre el terreno, esa que se desarrolla mediante los camiones de reparto. Con ofrecer trocar la satisfacción momentánea del hambre por apoyo político es suficiente. La desesperación del necesitado hará lo conducente para que éste se encamine en la dirección esperada y materialice el apoyo que le es requerido. Efecto túnel lo llaman los estudiosos. Con ver que el que está adelante en la cola alcanza a recibir lo que se pretende dádiva pero que en verdad no lo es, la tarea del aprovechador está hecha. El siguiente en la fila esperará paciente y resignado, esperanzado más bien, a que su turno le toque. Tiranías ruines (valga el pleonasmo) de este mismo vecindario han sobrevivido bajo este esquema por más de medio siglo. El hambre tiene cara de perro, solían decir las abuelas con sabiduría ancestral a cuestas.

Si se es político con aspiraciones de compartir y/o medrar del poder, el costo del hambre también es poco. ¡Venga! Se puede pagar sin remordimiento. Al fin y al cabo, al igual que en las mesas de los ya gobernantes, en la de estos personajes la escasez se desconoce. Ocasionalmente, de manera impúdica suben a las redes fotos donde muestran los preparativos de su festín, ofendiendo la miseria de los millones que se acuestan sin entender la conjugación del verbo comer. Bueno es recordarlo: nunca se agotan los cupos para el desfile del caradurismo. Otros del mismo saco olvidan la prudencia de ocultar la faz de tabla y gustan de regalar bolsas de comida o juguetes de tanto en cuanto para sumar adeptos a su causa. Cuánta infelicidad muestran con este comportamiento. Queda claro que lo único que aprendieron en la escuela de la política fue la desvergonzada práctica del populismo. No son ellos, precisamente, los impulsores del cambio que el horrible rosto del hambre demanda.





El costo del hambre es otro, brutal, cuando se es aquél que lo sufre. Un niño, verbigracia. No debe haber cansancio en la advertencia: sin la adecuada alimentación, los supuestos idílicos años iniciales nada de tiernos tendrán. Millones de vidas plagadas de carencias, marcadas por el desarrollo biológico y emocional incompleto, será el futuro que desde hoy se anuncia irreversible. Si se tiene la suerte de crecer, el círculo maldito de la pobreza se cerrará de nuevo, inexorablemente. Al igual que en el presente, en el mañana, tantos y tantos padres desesperados llorarán en silencio la desgracia de no poder satisfacer las peticiones que en este sentido le hagan los ojitos tristes de sus vástagos. Pero, no se preocupe usted por esto, amable lector. A veces, las historias de vidas se publican en los medios y bastan pocos minutos para leerlas de cabo a rabo. Mientras tanto, tome su teléfono y haga circular cadenas de agradecimiento y bendiciones por el día que deslumbra promisorio al despertar sobre el planeta. Otra opción, que quizás sabe usted muy bien cómo poner en práctica, es permanecer en la tranquilidad de su casa preguntándose cómo el pueblo aguanta tanto sin explotar. Haga esto a la par que mira en la televisión programas de autoayuda. El mundo queda lejos, dijo una vez cierta amiguita de Mafalda. Es imposible lavar la conciencia que no se tiene.

Hay sociedades empeñadas en discutir lo baladí. Por ejemplo, quién preside un cascarón legislativo, por demás vacío e inútil. ¿El hambre? El hambre puede esperar, especialmente si es ajeno.

@luisbutto3