El desplome de los precios del petróleo, a partir de 2013, dejó al descubierto la severa crisis que se estaba incubando. Malas prácticas gerenciales, sin lecciones aprendidas, agotaron el modelo del socialismo del siglo XXI y las arcas de la nación. Sin inversión pública en capacidades institucionales y una efectiva coordinación interministerial de un sector en desarrollo, como el turismo, se encuentra limitado para generar valor y garantizar su supervivencia. Fedecamarasradio.com
Por su característico sistema de valor, el sector turismo atraviesa transversalmente todos los sectores de la economía. Los insumos y recursos que requiere para garantizar la experiencia del turista, están bajo el control del Estado. Desde semillas, vías de comunicación, aeropuertos, gestión del ambiente, servicios públicos hasta una política de incentivos crediticia.
Cada una de las empresas del sector contribuye a crear valor al producto final. La interrelación entre las diferentes cadenas, es otro de los factores claves capaz de proporcionar una posición competitiva de fuerza. Cualquier incongruencia en la prestación del servicio rompe el sistema de valor y en consecuencia afecta la percepción positiva del turista y su deseo de regresar. Por ello el compromiso de todos los actores participantes de forma directa o indirecta, tanto del sector privado como del oficial, es necesario.
Aunque la Venezuela de 2017 es muy diferente a la de 1936, sigue vigente la urgencia por maximizar el ingreso petrolero para invertirlo en el desarrollo de otras actividades económicas.
“El petróleo lo perforas, lo sacas y lo vendes. El turismo es una actividad que por su transversalidad se ve afectado por una serie de factores que no están bajo el dominio de quien regula y promueve la actividad turística”, expresó Ricardo Cusanno, primer vicepresidente de Fedecámaras y expresidente del Consejo Superior de Turismo (Conseturismo). Entre ellos, la inseguridad, la crisis económica, el control cambiario y la falta de prevención de enfermedades controladas en décadas anteriores, ahuyentan al turista y afectan la oferta.
El sector privado en modo supervivencia
Para Julio Arnaldes, director ejecutivo de la Asociación Venezolana de Mayoristas y Empresas de Representaciones Turísticas (Avemarep), desde el 2014 viene cayendo la venta de paquetes turísticos a nivel nacional. “En 2014 cae un 35%. En 2015, esa cifra pasa al 55%. En el 2016, subió al 85% y creemos que este año debe estar cerrando, más o menos, en 93% de pérdida. De cada 100 paquetes que se vendían antes ahora se dejan de vender 93 y se venden 7”, explicó.
El turista nacional no tiene acceso a divisas para pagar en efectivo. Solo se puede “… pagar, en algunos casos, los boletos”, mencionó. Estos se venden “a través de una página web, un operador o una línea aérea” y se pueden cancelar con una tarjeta de crédito o débito en dólares.
El factor divisas incide en el sector como el efecto dominó, al caer un eslabón de la cadena de valor, se interrumpe la conexión con los otros eslabones. Así, acumulativamente no solo afecta a los operadores turísticos y a los turistas; también al transporte aéreo nacional.
Según el capitán Jorge Álvarez, presidente de la Cámara Venezolana del Transporte Aéreo (Ceveta): “El problema de la aviación civil de Venezuela se ha ido agravando”.
La crisis o “…paralización del sector empresarial ha traído como consecuencia la disminución de la capacidad de respuesta y de la disponibilidad de flota para atender la exigencia del mercado(…) Lo que nos queda es garantizar la seguridad de los pocos vuelos que podemos ofrecer”, sentenció.
En los años 70 Venezuela tuvo la flota aérea más importante de Latinoamérica. En la actualidad, cuenta con una flota de 144 aviones de los cuales 16 (11%) se encuentran operativos al 100%. Para el capitán Francisco Ramírez, especialista en aviación civil y seguridad aérea, “hace dos años teníamos operativos entre 86 y 90 aviones”, indicó. Es decir un equivalente al 62,5%.
Por otra parte, aunado al problema de las divisas, el sector público sigue sin concretar proyectos que impulsen el turismo. “Vendemos Los Roques en todas partes del mundo y tenemos 10 años haciendo un terminal (…) Tucacas es excepcional pero el aeropuerto de Puerto Cabello no sirve (…) Coche es envidiable pero resulta que el aeropuerto se está cayendo”, enfatizó Ramírez.
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