“Hago más caso del testimonio de mi conciencia que de todos los juicios que los hombres hagan por mí” Cicerón
Continúan las nuevas ideas y análisis que me hizo llegar Cicerón, con la intención de que permitan a futuro, coadyuvar de modo mínimo a salir de semejante locura de tiranía.
Los objetivos y motivos de la “combinación”
El objetivo fundamental de cualquier uso de la “combinación” es el mismo que el de la desinformación: engañar y desorientar al oponente, influir en sus decisiones y socavar su eficacia política, social, económica y militar. La diferencia entre la desinformación y la “combinación” descansa en el hecho, que la combinación usa un mayor número de instrumentos (incluida la desinformación).
Los motivos estratégicos del Kremlin/La Habana que subyacen a estas prácticas son los siguientes:
- Conseguir la revisión y el fin de las sanciones económicas, impuestas a los integrantes de los mandos políticos/gubernamentales y militares al frente de la tiranía de Nicolás Maduro, por parte de organismos de control de gobiernos e instituciones supranacionales que han realizado valoraciones y sanciones contundentes en contra de la gravedad de los acontecimientos cometidos por la tiranía implantada en Venezuela en perjuicio de la sociedad y la estabilidad misma de la región.
- Evitar la diseminación y profundización de sanciones económicas/comerciales e investigaciones criminales en los escenarios internacionales en contra de los actores y líderes de la tiranía venezolana, PDVSA y todos los grupos estructurados de crimen organizado enquistados/allegados en las instituciones del estado.
- Presentar el modelo de democracia de valores occidentales como algo fracasado y sin credibilidad para dar lecciones morales a Moscú/La Habana.
- Fomentar el “anti occidentalismo, el nacionalismo, el separatismo Catalán, el separatismo Ucraniano, el afán de regionalismo con calidad de exportación de la revolución venezolana, una América y Europa fragmentada, la visión de la geopolítica mundial multilateral como medio válido de contrapeso al Imperio del Norte”, la unidad de los pueblos Sur-Sur, la defensa ciega del principio de autodeterminación de los pueblos como elemento esencial y único para frenar/anular cualquier señalamiento de responsabilidades ante la jurisdicción penal internacional, son los pilares de sostenimiento del régimen ruso, cubano y venezolano en el manejo de sus relaciones exteriores, que mantienen una actitud muy arraigada de resentimiento y agravio hacia Occidente. En todo esto, se pudiera destacar Rusia como un país no sólo muy orgulloso sino también muy resentido y alienado. Gran parte de esta alienación se basa en una diferencia fundamental de puntos de vista rusos y occidentales sobre Europa, EEUU y Canadá.
La guerra de la información: origen y evolución
La evolución del concepto de guerra de la información viene determinada por sus raíces en la Cuba revolucionaria, así como por el mimetismo de lo que La Habana considera la actitud de EEUU en las revoluciones como intromisión en los asuntos internos de otros países con el objetivo de cambiar sus regímenes, por la observación del funcionamiento de las redes sociales en la Primavera Árabe, por el patrón de “ensayo y error” en la actuación del Kremlin en la guerra de Chechenia de 1999, la guerra de Georgia de 2008, las masivas manifestaciones de la oposición al gobierno de Vladimir Putin en protesta por el fraude en las elecciones legislativas en 2011, la anexión de Crimea y la guerra en Ucrania (2014), y, finalmente, por una extraordinaria capacidad de los servicios de inteligencia rusos/cubanos para adaptarse a los principios de subversión en la era de Internet.
El perfeccionamiento de la guerra de la información actual arranca de la segunda Guerra de Chechenia (1999-2009), cuando el Servicio de Seguridad Federal (FSB) concluyó (basándose en la información que los ciudadanos divulgaban en las redes sociales sobre la guerra) que Internet era un peligroso factor de desestabilización y una amenaza a la seguridad nacional que debía ser cuidadosamente controlado. Entre todos los conflictos definidos como escenarios donde los servicios de inteligencia aprendieron sobre las “amenazas” que representaba Internet para la seguridad nacional y sus infinitas posibilidades como instrumento de la guerra de la información, las protestas de 2011 marcaron un avance significativo en el uso de las redes sociales. Durante las protestas, el Kremlin se dio cuenta que los sistemas automáticos (que usaban desde 2009 o antes) para divulgar una información no eran suficientes, sino que se hacía necesaria una inversión en actores humanos con fin de prevenir los debates online. Desde entonces, la inversión rusa se ha centrado en áreas principales: medios de comunicación que actúan en el exterior y el interior del país, como RT y Sputnik, el uso de redes sociales para asegurar que las narrativas alcancen un amplio alcance y destrezas lingüísticas de sus empleados. Toda esta práctica se ha trasladado como una gestión de conocimientos al gobierno cubano y sus formas y maneras de neo invasión en el espacio latinoamericano y muy particularmente en el suelo venezolano.
Conclusiones
La conciencia de la población venezolana con valores e instintos democráticos, resulta el terreno clave de la confrontación con las mentes del G2 Cubano, por lo que no es suficiente con contrarrestar la información falsa. La guerra psicológica y la distorsión de las percepciones, no es fundamentalmente un conflicto físico sino uno entre conciencias, porque, en última instancia, el objetivo es el de siempre: ganar la guerra en las mentes y en los corazones del enemigo.
El desconocimiento, respecto a las campañas desinformativas de la tiranía venezolana y hacia donde apuntarán para el año 2018, forman parte de los desafíos del exilio junto a la valerosa sociedad que resiste en el suelo venezolano, ya que desde los resultados sin sorpresas del día 10D, se preparan futuras acciones contra los intereses del país mayoritario de la calle que anhela el rescate democrático, es el principal peligro que plantea la estrategia de la “combinación”.
Existe un nivel de probabilidad con moderado éxito a la “combinación” de los instrumentos y tácticas empleadas por La Habana/Caracas, en incrementar restringir e intervenir el uso de Internet, propio de los gobiernos en los países totalitarios y autoritarios de vieja data. Frente a ello, resultará poco decir que “nada cansa si el deseo es firme”.
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