Se conoció que los venezolanos que viajan ilegalmente a Curazao en una embarcación, piloteada muchas veces por pescadores de Falcón, deben saltar del peñero que los traslada varios metros antes de alcanzar la costa, para llegar nadando a una playa, que generalmente no es muy amplia y donde los cuerpos de seguridad no patrullan con la misma frecuencia que en otros lugares de la Isla.
Como en la costa de Koraal Tabak no existe mucho espacio para que las embarcaciones se acerquen y puedan dejar a los pasajeros en tierra firme, es usada por contrabandistas y narcotraficantes para dejar sus mercancías provenientes de Venezuela. Mucha de esa mercancía es “humana”.
Los pescadores que ofrecen sus peñeros no se movilizan con una cantidad menor de 30 personas, por lo que quienes estaban en la embarcación decidieron adelantar el viaje, para evitar que más personas del grupo cambiaran de opinión al acercarse la fecha originalmente fijada.
En este viaje, según testimonios de sobrevivientes de la ultima embarcación que naufrago, el piloto de la nave no supo abordar las fuertes olas en la bahía de Sint Joris (al norte de la isla) por lo que la embarcación se volteó con al menos 30 personas a bordo, quienes debieron luchar contra la corriente para poder salvarse. Como se ha visto, no todos lo lograron.