José Luis Rodríguez “El Puma” llega a los 75 años recuperándose de un doble trasplante de pulmón y con sus fans que siguen esperando que pueda volver a cantar, con decenas de mensajes en Twitter que se adelantan a la celebración mañana de su cumpleaños.
El pasado 17 de diciembre fue intervenido en Miami tras años sufriendo un gradual empeoramiento debido a una fibrosis quística pulmonar que solo podía solucionarse con un trasplante.
Ahora, mientras se esperan noticias que certifiquen que todo fue un éxito, sus seguidores siguen enviándole mensajes de ánimo a través de Twitter especialmente en estos días previos a su cumpleaños.
Porque la figura de “El Puma” sigue tan vigente como cuando en 1980 publicó ese “Pavo real” que le hizo famoso en todo el mundo, que parece lo único que ha hecho un artista que cuenta con más de 40 álbumes y ha participado en una quincena de series televisivas.
Esa canción la había grabado un año antes, cuando ya contaba con once álbumes en el mercado y se le conocía como “El Puma” por su personaje en una telenovela.
Pero fue ese “Pavo real”, compuesto por César del Ávila y con una letra tan incomprensible como pegadiza -“Numerao, Numerao Viva la numeración”- la que hizo de este venezolano con enorme tupe, sonrisa impecable y voz profunda, un cantante internacionalmente conocido.
A partir de ese momento se convirtió en uno de los artistas más populares del mundo latino y comenzó a colaborar con nombres consagrados como los de Julio Iglesias, Emilio Estefan, Lola Flores o Rita Quintero.
Su eterno bronceado, sus maneras suaves y su rítmico movimiento de cadera le convirtieron en un sex symbol que arrasaba por los escenarios de medio mundo y era perseguido por una legión de fans.
Una imagen que ha fomentado con sus trajes ajustados, sus camisas desabotonadas, ese pelo cardado que se mantenía impecable durante sus conciertos y una actitud siempre positiva.
Hasta cuando reveló en 2014 que desde 2000 sufría de fibrosis pulmonar idiopática, una enfermedad incurable que se caracteriza por provocar una disminución progresiva de la función pulmonar, pero que no le frenó ni le apartó del mundo de la música.
Tras varios años sin publicar discos, este mismo 2017 lanzó “Inmenso”, un “homenaje” en el que recorre grandes éxitos junto a voces más jóvenes como Vicente Fernández, Carlos Rivera o Amaia Montero.
Un nuevo álbum con el que el cantante regresaba para aumentar las más de 15 millones de copias vendidas en su carrera.
“Dios me permitió hacer este disco bastante completo, con artistas todos muy queridos y unos arreglos musicales maravillosos”, aseguraba a Efe el cantante, que también se refería a su juventud: “Después de los 20, empecé a apartarme, a enredarme, y eso me ayudó a recapacitar otra vez. Recibí a Cristo y hubo un cambio trascendental en mi vida”.
Fue a esa edad cuando este hijo de una india venezolana y un canario, que había nacido en Caracas un 14 de enero de 1943, fue descubierto por el músico y arreglista dominicano Luis María “Billo” Frómeta, que lo contrató como cantante en su orquesta, “Billo’s Caracas Boys”.
Ya tenía experiencia como cantante en el conjunto “Los Zeppy”, un grupo vocal inspirado por “Los Platters” o “Los cinco latinos”, que duró poco pero que sirvió a José Luis Rodríguez, el último de once hermanos, para saber que quería dedicarse a la música.
Era 1963 y fue el pistoletazo de salida de una carrera musical que alternaría con la de galán de fotonovelas.
Dos años después le llegaría su primer éxito como solista, “Amor, laurel y luz” y al año siguiente firmaba su primer contrato y lanzaba su primer álbum, “José Luis…favorito”.
Los boleros dominaban esos inicios, pero rápidamente giró hacia las baladas románticas, que junto a sus papeles en las telenovelas, le dieron la imagen de perfecto galán que le acompañó toda su vida.
Encadenó álbumes y telenovelas hasta que en 1973 tras protagonizar “Una muchacha en flor”, de la reina de los culebrones, la cubana Delia Fiallo, empezó a ser conocido como su personaje, “El Puma”.
Un año en el que abandonó el catolicismo por la religión protestante y que supuso un punto de inflexión en su vida y en su carrera.
A partir de ahí todo fue en ascenso. Los éxitos se repetían, comenzó a hacer giras por el extranjero, participó en el Festival de la OTI, se trasladó a España para fichar por la discográfica Ariola y grabó “Pavo real”.
Su mayor éxito pero no el único. Temas como “Voy a perder la cabeza por tu amor”, “Dueño de nada”, “Culpable soy yo”, “Atrévete”, “No me quieras tanto”, “Torero” o “No te pareces a nadie” son solo algunos de los títulos de un cantante que hace solo unos meses aseguraba a Efe que se sentía “más puma que pavo real”.