Esto que ahora sucede en Venezuela es típico de los experimentos socialistas y de las dictaduras que suelen ahuyentar a los ciudadanos, unos porque ven cerradas las posibilidades de progreso y otros por la persecución política. Comenzando por los llamados barcos de Lenin donde miles de rusos salieron espantados en 1918 y 1919 del terror que habían comenzado a generar los bolcheviques. Luego siguieron los chinos cuando Mao toma el poder y tal vez los casos más emblemáticos fueron la división de Alemania, primero con cercas de alambre de púas para dividir Berlín y luego Cuba, el arquetipo de huida espectaculares a través de balsas, lanchas y hasta vehículos convertidos en barcazas. También fue el caso de países como Argentina, Chile y Uruguay victimas de dictaduras militares que provocaron éxodos en masa ante una brutal represión y aquella figura detestable que fue los desaparecidos.
Venezuela que fue un país que acogió una buena dosis de inmigrantes que ayudó a construir al país y del cual nos sentimos orgullosos quienes en alguna parte de nuestros genes se aloja ese legado, hoy esa misma nación, contempla el triste espectáculo de familias desintegradas porque niños, jóvenes y adultos no quieren estar más en el país que los vio nacer porque esto que llaman socialismo acabó con sus esperanzas. Por esta situación, la tarea de quienes estamos aquí es recatar a Venezuela, hacerla un país viable, de progreso, con estabilidad económica y política y libertades, para que todos convivamos civilizadamente como hoy lo hacen la inmensa mayoría de las naciones del planeta.