El mayor general de la Guardia Nacional Manuel Quevedo, presidente de PDVSA y Ministro de Petróleo, informó el pasado domingo en el programa de José Vicente Rangel que Venezuela produce 1,9 millones de barriles diarios (Mbd) de petróleo y que planifica cerrar 2018 en 2,5 Mbd. Un incremento de 600 mil barriles día (mbd), equivalente a 32%, que al sumarle la declinación de la producción, el incremento total sería de 45%, es decir, 850 mbd.
El mayor general Quevedo presenta una meta inalcanzable en 2018, su objetivo es crear y moldear la opinión pública e influir en la conciencia colectiva la imagen de la Venezuela potencia petrolera. Porque levantar 850 mbd requiere de inversiones y conocimiento en el manejo de los yacimientos que ni PDVSA ni el régimen de Nicolás Maduro disponen.
Para aumentar 850 mbd en crudos livianos, medianos y algunos pesados, el nivel de actividad supone una inversión que está entre 35 y 40 millardos de dólares. Hacerlo, en un año, implicaría que el número de taladros activos debería duplicarse con respecto al año pasado, pasando de 50 a 100 equipos de perforación. Así como el reacondicionamiento total de la infraestructura de superficie. En cuanto al nivel de taladros exigiría un incremento del nivel actual en tierra de 65% y en operaciones acuáticas de 730%. Un escenario de muy baja probabilidad de ocurrencia. Porque las arcas de PDVSA y del Estado están vacías. Los ingresos netos de PDVSA, por las exportaciones de crudo y productos, apenas alcanzan para evitar el default definitivo de la deuda externa.
Si la estrategia es recurrir al mercado de capitales para obtener financiamiento, el mismo está cerrado. Standard &Poor (S&P) y la también calificadora de riesgo Fitch declararon a la estatal petrolera PDVSA en default parcial en diciembre de 2017. Si el general Quevedo está pensando pedirle a los socios en las empresas mixtas aportar el capital, necesita de tiempo para la aprobación de los socios porque requieren de una ingeniería financiera que les permita evitar las sanciones financieras impuestas por la Administración Trump al régimen de Maduro.
Además, la mayor caída de la producción está en los campos de gestión propia (PDVSA) con 33%, mientras que en las empresas mixtas se ubica en 13%. Si la solución al incremento de la producción es en crudos pesados y extrapesados de la Faja del Orinoco, tiene que instalar varios mejoradores de crudo de 200 mbd, cuyo costo unitario está entre 20 a 25 millardos de dólares.
La otra posverdad del general Quevedo son los volúmenes de exportación. Según su cuenta el 31% corresponde a Estados Unidos. La Agencia de Información de Energía registró que Estados Unidos importó desde Venezuela un promedio de 535 mbd de petróleo en el mes de diciembre, lo que implicaría que la exportación de Venezuela estuvo en 1,727 millones de barriles día en el último mes del año.
Si ese fuese el volumen de exportación, y Venezuela tuvo una producción de 1,837 millones de barriles día en el mes de noviembre, según la fuente independiente y la comunicación directa con el Ministerio de Petróleo de la OPEP, surge la interrogante del volumen de petróleo destinado al mercado interno. Los números no cuadran.
Además, los hechos indican que China ha venido aumentando las compras de crudos y/o productos a Estados Unidos, ante la variación de la producción venezolana. Y Cuba ha recurrido a Rusia y Argelia para compensar los suministros de crudos y productos refinados de Venezuela.
Ante la afirmación del general Quevedo de que “hay días que la industria petrolera no genera ingresos”, se debe señalar que gran parte de los volúmenes de crudo exportados a Asia y el Caribe no aportan cash a PDVSA, porque son la forma de pago del acuerdo comercial con China (Fondo Chino), y existe un plan de financiamiento que incluye un período de gracia con los países de Petrocaribe (diplomacia petrolera).
Las posverdades del general Quevedo son idénticas a las que dijeron sus antecesores. Ojalá no le deparen el mismo futuro al chocar éstas con los hechos, y el régimen tenga que buscar un culpable. Porque la situación de colapso de la industria petrolera venezolana conduce a la “africanización” del país.
Antonio de la Cruz
Director Ejecutivo de Inter American Trends