En la misiva, enviada a 4 días de cumplirse el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto, Saleh hace referencia a la experiencia del totalitarismo vivida por Europa en la segunda guerra mundial, y a las consecuencias de “subestimar la perversidad de un régimen que atenta contra lo humano”. Asegura que gracias a dicha experiencia el continente es un “acervo de aprendizajes” para otros países, como Venezuela, donde se viven cada día con mayor profundidad prácticas totalitarias desde el Estado.
NOTA DE PRENSA
Además, afirmó que una de las condiciones ideales para la implantación de este tipo de regímenes es la complacencia de la comunidad internacional al no tomar acciones tempranas ante las evidentes desviaciones democráticas que experimentan estos países. “La naturaleza del régimen venezolano es totalitaria y antidemocrática, y en esto se reafirma cada día con menos escrúpulos. Esta es la tendencia, no otra: más crímenes y destrucción”, sentenció.
Por último, agregó que “nada de esto cambiará por si solo” y que “sólo la intervención aguda y oportuna de la comunidad internacional podrá cambiar esta dramática realidad y evitar que pronto en Venezuela se instale un nuevo Auschwitz”. Por esa razón, celebra y agradecen las sanciones contra 7 funcionarios venezolanos recientemente impuestas por ser responsables de violaciones a los derechos humanos, principios democráticos y crímenes de lesa humanidad.
A continuación, la carta:
A unos días de cumplirse el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto, es oportuno agradecer a Europa su apoyo a la causa de la democracia y la libertad de Venezuela.
Hay episodios que, de no haber ocurrido, no los hubiésemos siquiera imaginado; actos tan perversos que no podríamos considerar porque los creemos imposibles, muy remotos, demasiado innecesarios o hasta absurdos para la realidad. Sin embargo, un lugar como Auschwitz, en la Alemania de Hitler, era inimaginable, y aun así durante algunos años se erigió como el campo de concentración y exterminio más grande de todo el territorio Nazi. Lo que empezó como una cárcel para unos cuantos presos políticos, terminó siendo el lugar donde se torturó y asesinó a sangre fría a más de 1 millón de seres humanos.
Sin duda el Holocausto es una de las peores expresiones del totalitarismo como forma de ejercer el poder. En los sistemas totalitarios, los ciudadanos son sometidos a un estado de completa indefensión y el Estado se impone como un ente dedicado a generar terror y suprimir todo espacio de libertad individual en sus ciudadanos, llegando así a valerse del odio, el hambre, la intolerancia y el genocidio como principales herramientas para este fin. Luego de sobrevivir a esta experiencia, ustedes mejor que muchos son capaces de comprender las terribles consecuencias de menospreciar o subestimar la perversidad de un régimen que atenta contra lo humano; contra lo esencialmente humano, la vida.
Lo lamentable es que, a pesar de los importantes avances logrados sobre la base de tan terrible experiencia, entre los que se cuenta la Declaración Universal de los Derechos Humanos -invaluable paso para la búsqueda de la preservación universal de la dignidad inherente al hombre sin importar su condición-, en el mundo siguen existiendo crueles ejemplos de irrespeto a la libertad y la dignidad humana; es el caso de nuestro país, Venezuela, que transita a pasos agigantados el doloroso camino hacia la devastación que conlleva todo plan totalitario.
En ese sentido, Europa salta a la luz ante todos nosotros como un acervo de valiosas enseñanzas obtenidas hace apenas poco menos de un siglo. Los estragos de persecuciones, torturas y asesinatos tan atroces aún tocan dolorosamente a millones de familias en todo el mundo, y las naciones que fueron testigo reconocen que estos crímenes no fueron cometidos únicamente contra Europa, sino contra toda la humanidad. Debemos de una vez por todas comprender y reconocer que una de las condiciones ideales para la implantación y avance de todo totalitarismo, es la complacencia de países externos y organismos internacionales cuando son evidentes las desviaciones de la democracia. Por ello, los demócratas del mundo admiramos que uno de los principios rectores de la política exterior de la Unión Europea sea velar por el respeto a la democracia, el Estado de Derecho y los derechos humanos en cualquier lugar del mundo.
Hoy los venezolanos celebramos y recibimos con especial agradecimiento las recientes gestiones dirigidas hacia la defensa de la dignidad humana, concretadas en un conjunto de sanciones a algunos funcionarios del régimen venezolano responsables de sistemáticas violaciones a los derechos humanos, socavar principios inquebrantables de la democracia y la comisión crímenes de lesa humanidad.
Es valioso lo que hacen, porque es fundamental actuar ahora, a tiempo. Hay que avanzar responsablemente en defensa de los derechos humanos, porque vemos que la tiranía sigue profundizando sus crueles prácticas para mantenerse en el poder por encima de cualquier lógica. La naturaleza del régimen venezolano es totalitaria y antidemocrática, y en esto se reafirma cada día con menos escrúpulos. Esta es la tendencia, no otra: más crímenes y destrucción, más muerte y miseria, y el desenlace fatal se incrementa con los días tal como ha pasado en otros desafortunados episodios de la historia de la humanidad. Nada de esto cambiará por sí solo, no. Sólo la intervención aguda y oportuna de la comunidad internacional podrá cambiar esta dramática realidad y evitar que pronto en Venezuela se instale un nuevo Auschwitz.