El régimen tirano acorralado por el sistema internacional, desnudo por el ejercicio de la crueldad y el sadismo, culpable y responsable por la miseria exponencial de los venezolanos confunde nuevamente la política con la táctica y -en una huída hacia adelante- muestra el miedo hacia unos venezolanos engañados que todavía mendigan los bonos del hambre y empleando la fraudulenta e inconstitucional Asamblea Constituyente anuncia unas elecciones presidenciales. Su torpeza y desconocimiento de la civilidad del venezolano no podía ser mayor, pero de manera simplista y casi lineal se imagina de nuevo que el conductor de autobús responsable y culpable por la más alta inflación del mundo, creador del paramilitarismo como actor destructor y eliminador de ciudadanos y del gentilicio democrático del venezolano, pudiera entusiasmarle un hecho electoral presidencial sin garantías y en condiciones arbitrarias.
El llamado a elecciones como ejecutoria táctica del bestiario militarista, lo que muestra es el enorme miedo de la revolución chavista y post-chavista que sabe que no puede seguir engañando a la mayoría de los ciudadanos demócratas venezolanos, tampoco a las importantes instituciones del sistema internacional y menos a los jefes de Estado de América Latina. Con esta huida hacia adelante reafirman que están llenos de pánico y otean –aunque sus cálculos sean diferentes- que no podrán desviar el gentilicio y civilidad de la ciudadanía venezolana. Esta jugada torpe y primitiva del régimen comunistoide no consideró que los ciudadanos demócratas del país tienen intacta su ética de convicción, y ya comenzaron a activar su ética de la responsabilidad. En consecuencia, siéntanse desde ya destructores de esta tierra de Dios llamada Venezuela, derrotados en este evento electoral que ustedes mal entienden como una oportunidad.
El llamado a elecciones del bestiario va a recibir una respuesta ciudadana, es decir, una acción política por convicción, que es de franco rechazo a un grupo de gorilas y adulantes del gorilismo que poco entienden del rostro decente y la responsabilidad política de quienes como ciudadanos, tienen la convicción y la decisión de contener la más grotesca versión del gorilismo en el siglo XXI, como lo es el hiato del chavismo y el post-chavismo. Ambos grupos cercanos a la violencia, al ultraje, al robo, a la mafia, todavía quieren creer que los venezolanos podemos seguir siendo instrumentados y atormentados por quienes después de los golpes de Estado incompletos del 4F y 27N reunidos con mafias politiqueras atrasadas y leyendo contenidos marxistoides, pueden gobernar en pleno siglo XXI. El siglo XXI y el hecho electoral con el cual han querido sorprender a los venezolanos, tendrá una respuesta que no será otra que la redemocratización de Venezuela.
Los ciudadanos de 2018 convencidos de las virtudes de la democracia estamos prestos para organizarnos, tanto como sea necesario, a fin de defender el derecho a tener una Constitución que se cumpla, a exigirle a quienes gobiernan que tienen que ser responsables y la arbitrariedad no puede ser la lógica para ejercer el poder, sino el derecho. El derecho que comienza, de acuerdo a la Constitución, respetando al ciudadano y como tal la capacidad del ciudadano para exigirle a quien gobierne que cumpla con la legitimidad de origen, pero más importante aún, la legitimidad de gestión. Por todo lo precedente, los venezolanos de 2018 convencidos de nuestros derechos políticos, pero además convencidos de la necesidad de retornar a la democracia iremos al hecho electoral presidencial en la búsqueda de un cambio. Un cambio que no será de hombres, mucho menos de mafias y de grupos de interés, será un cambio que no disgregue, que no fraccione sino que llame a los factores propios de la unión y la civilidad.
Los ciudadanos venezolanos demócratas, que no nos ha impresionado la maniobra simplista y casi ridícula de hoy 23 de enero, estamos apostando desde ya a ejecutar el hecho electoral desde el punto de vista de la ciudadanía. Se trata, entonces, de religar el acto moral del voto con la necesidad de un nuevo Poder Ejecutivo con la modernidad y el progreso de Venezuela. Esto significa el fin del ahuecado proyecto del chavismo y del post-chavismo, donde la incapacidad, violencia y torpeza del partido político en armas como gobierno han impuesto una conducta miserable, persecutoria y violenta creando cambios en las significaciones imaginarias sociales del venezolano, lo cual resulta intolerable. No habrá nuevo Presidente autobusero porque ello indigna a los venezolanos, avergüenza el gentilicio y la historia de los hombres y mujeres de bien del país, y porque además ha llegado el tiempo de reclamar e imponer justicia a quienes que con la violencia creen que pueden lograr el dominio sobre la decencia, el honor y el trabajo.
Los ciudadanos van a expresarse como ciudadanía activa con una lógica política que no pueden entender quienes se adosan a la mafia, al plan de machete y a la peinilla. A quienes aún por ignaros creen que Bolívar, la heroización y heroísmo pueden ser los fundamentos para amenazar, perseguir y hasta destruir a quienes se aferran a los valores de la Constitución y al derecho a la libertad. Pues no, la mayoría democrática venezolana sabe que Simón Bolívar fue el gran filósofo y político del soberano pueblo cuando el mundo pasaba de la modernidad e independencia para formar República, pero la República jamás ha privilegiado la bota militar, mucho menos el paramilitarismo, las mafias y el oscurantismo confundido con la politiquería.
Es la civilidad contra la barbarie. Es la democracia contra el militarismo. Es, sobre todo, la ciudadanía que no se deja sorprender con esta actitud de bufón creando un factor de sorpresa, donde lo que existe es miedo, torpeza y desconocimiento de la realidad política venezolana. La ciudadanía, esa que no confunde la política con la táctica y que rechaza el militarismo obsecuente y primitivo, que por traidor no entiende del hambre, ni la miseria exponencial y ni el sufrimiento de mujeres y hombres que han venido siendo maltratado, ofendido y vejados por un régimen hoy atormentado que cree que puede ser victorioso en el proceso electoral de abril de 2018. La ciudadanía y la civilidad les demostrarán su franca derrota.