En el centro José Gregorio Hernández funcionan solo cinco de 17 máquinas disponibles, por lo que redujeron el tratamiento de cuatro a dos horas al día. Además, los 42 pacientes deben comprar casi todos los insumos por falta de dotación del IVSS, aumentando sus probabilidades de morir por falta de medicinas o de horas de diálisis, publica Correo del Caroní.
El servicio de diálisis agoniza en toda Venezuela, como consecuencia de al menos tres años consecutivos de falta de inversión y precaria importación de medicamentos por parte del Ejecutivo nacional. El resultado: 32 de las 129 unidades de diálisis operativas en el país cerraron sus puertas para 2018, de acuerdo con el diario El Nacional.
16 mil pacientes renales venezolanos están en peligro de muerte por el carente servicio, alertó esta semana el presidente de la ONG Codevida y Amigos Trasplantados, Francisco Valencia, al exigir al gobierno de Nicolás Maduro que declare la emergencia humanitaria para evitar más muertes por falta de medicinas.
En Ciudad Guayana cerró un centro de diálisis y solo hay tres disponibles: dos en Puerto Ordaz, y uno, en San Félix. En este último, 42 pacientes denunciaron las precarias condiciones en que reciben el tratamiento dialítico en la unidad José Gregorio Hernández, donde funcionan solo cinco de las 17 máquinas que deberían prestar servicio a los enfermos renales y con hepatitis.
Todas las unidades de la ciudad son privadas, que reciben del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) todos los medicamentos requeridos y un monto en metálico por cada paciente, para mantener las operaciones, mientras los dueños deben pagar el personal y el mantenimiento de las máquinas.
En la unidad de diálisis José Gregorio Hernández, los pacientes deben comprar casi todos los insumos que requieren para dializarse y, debido a la poca disponibilidad de máquinas, los turnos de diálisis se redujeron de cuatro a dos horas. Los enfermos reciben a medias el tratamiento que requieren y su salud se deteriora a pasos agigantados.
“Esto ya no lo aguantamos más, nuestra vida pende de un hilo ya por esta situación. La semana pasada ya murió un señor y nosotros queremos respuesta inmediata”, exigió Marcos Campos, paciente renal que recibe diálisis desde hace seis años en la unidad José Gregorio Hernández, ubicada al lado del Cicpc en San Félix.
Los pacientes se descompensan, caen en síndromes diarreicos y de vómitos por la falta de diálisis completas. El jueves pasado murió un paciente por un paro respiratorio, a consecuencia del tratamiento incompleto.
Además, enfermos y familiares denunciaron que el área se contamina durante los fines de semana, pues en el turno sabatino no hay personal de limpieza y los días lunes pierden una hora de tratamiento mientras desinfectan el área. Sin embargo, igual hay varios casos de coágulos en los catéteres por esta situación.
Poca dotación del IVSS
Al momento de la denuncia de familiares y pacientes llegó el dueño de la unidad, Ismael Ortiz, quien a petición de enfermos y familiares aceptó responder al equipo de Correo del Caroní.
Ortiz aseguró que reducir los horarios de las diálisis es la única forma de mantener operativa la unidad, otra de las exigencias de los pacientes. Si llegaran a cerrar el centro José Gregorio Hernández, los enfermos serían remitidos a Ciudad Bolívar o Maturín, estado Monagas, pues el centro de diálisis de Upata también cerró por falta de recursos y los de Puerto Ordaz están copados.
“El problema es que no están pagando lo suficiente y a nosotros se nos hace muy difícil”, explicó Ortiz refiriéndose al IVSS. “A nosotros nos asignan una cantidad de dinero, que son 34 mil bolívares por cada paciente, y también los insumos… Pero cuando sacamos cuentas, los recursos se quedan en pago de personal y no nos da para reparar las máquinas”, cuyos costos de refacción ascienden a 5 millones de bolívares, según el especialista.
34 mil bolívares por 42 pacientes resulta en un ingreso mensual de 1 millón 496 mil bolívares al mes, que escasamente alcanza para pagar el personal, argumentó Ortiz.
La unidad cuenta con dos médicos internistas, ocho enfermeras y dos señoras de limpieza. El único nefrólogo es Ortiz, pero no está a tiempo completo, y los pacientes exigieron mayor asistencia médica en el área.
Tratamiento costoso
Jesús Álvarez, hijo de una paciente renal que se dializa desde hace seis años, reveló que deben comprar macrogoteros, solución fisiológica, catéteres y hasta los guantes y las gasas que utilizan las enfermeras, pues al centro no llega el tratamiento. El dueño del centro de salud alegó: “es un problema gravísimo que tenemos con los insumos, no llegan completos” desde el IVSS.
Un macrogotero cuesta 70 mil bolívares, un frasco de solución fisiológica 300 mil bolívares, y un catéter asciende a 6 millones de bolívares. En la lista de medicinas que deben comprar están: concentrados A y B, hierro, heparina, eritropoyetina, vitamina B12 y ácido fólico, concentrados y proteínicos. Es decir, el servicio de diálisis, que debería ser gratuito según el sistema de seguridad social venezolano, puede costar más de 6 millones al mes.
Los pacientes guardan una pequeña esperanza en el anuncio del presidente Nicolás Maduro, el pasado 30 de enero, sobre la aprobación de 12 millones 385 mil euros para la compra de hemoderivados, insumos para bancos de sangre, catéteres y reactivos, a través del IVSS.
Acuerdos
Familiares y pacientes sostuvieron una reunión con el dueño de la unidad de diálisis, Ismael Ortiz, y acordaron activar una comisión de contraloría interna para descartar que haya un desvío interno de los medicamentos.
“Son años que estamos en esto y queremos soluciones, ya que no hay contraloría. Hemos pedido ayuda a la Alcaldía de Caroní, a la Cámara Municipal, a la Gobernación de Bolívar y ninguno se aboca”, rechazó Álvarez.
Otro de los acuerdos fue apurar la reparación de las máquinas de diálisis para este fin de semana. La decisión fue empezar con cinco más y poner a disposición de los pacientes 10 equipos, y reactivar las diálisis de cuatro horas de duración. Mientras tanto, exigieron activar un cuarto día de tratamiento, los días domingo, para completar las horas perdidas de diálisis.
“Hoy llegó un poquito de medicinas y esperamos que con el anuncio del presidente (Maduro), lleguen más en los próximos días. Queremos que nos escuchen, que nos resuelvan, porque no tenemos alternativa y los pacientes se están descompensando, se están muriendo sin diálisis”, lamentó Álvarez, cuya madre comenzará a dializarse en el turno dominical.