Tradicionalmente, febrero ha sido un mes donde la política se traduce en incertidumbre. Hoy, además, el gobierno conmemora otro aniversario del fallido golpe del 4-f, que devino en la crisis que hoy tiene al país en ascuas. Reseña prodavinci.com
Por Hugo Prieto
Si los factores políticos en pugna (gobierno y oposición) suscriben mañana lunes, en República Dominicana, un preacuerdo que ofrezca garantías de una elección libre y competitiva, el diálogo y la negociación habrán dado frutos. De lo contrario, los interlocutores que han presionado tras bambalinas, aparecerán de cuerpo entero. Uno de ellos, Estados Unidos, ya tomó cartas en el asunto, mediante la declaración del jefe de la diplomacia estadounidense, Rex W. Tillerson. Postura que no sólo fue rechazada por el gobierno de Nicolás Maduro, sino por el alto mando de la Fuerza Armada Nacional. Los otros factores que están en juego: Rusia, China y en menor medida Cuba, han guardado silencio, pero están hablando con hechos.
Quizás el desenlace del drama se anuncie en las próximas horas. Quien habla, desde una clara experticia en el terreno comunicacional, es María Eugenia Mosquera, quien por 19 años ha presidido Vale TV, e integrante de la comisión asesora de la Mesa de la Unidad Democrática. Las cosas han resultado tan sorpresivas y contradictorias, que sugerir un desenlace, sería un sinsentido y una total irresponsabilidad. Vaya por delante la sentencia de filósofo Yogui Berra. “El juego no termina hasta que acaba”.
La oposición venezolana aceptó ir al diálogo tras el fracaso de las protestas de 2017 y de la respuesta del gobierno, que fue imponer la Asamblea Nacional Constituyente. Además, la oposición va dividida y sin una estrategia clara en el terreno electoral. ¿Con qué sector de la oposición está dialogando el gobierno?
Lo primero es que el diálogo y la negociación son, por principio, un ejercicio democrático, tenga resultados o no. Además, son instrumentos esenciales de la política. Partiendo de esta base este era un camino que había que transitar. O que la política debía transitar como se han transitado otros caminos. De alguna manera, creo que los políticos venezolanos habrán ganado, habrán ganado grandeza, habrán ganado el esfuerzo unitario de ir juntos a una negociación, en la búsqueda de garantías electorales. Yo creo que es ganancia desde el punto de vista de lo que es la ciencia política.
A la distancia, uno podría decir que es un procedo didáctico, educativo, pero eso no resuelve el problema de Venezuela. La pregunta es si hay una estrategia eficaz que tenga resultados. Si el diálogo no ofrece garantías, no vamos a ninguna parte.
Quizás te sonó didáctico, pero esa es mi posición con respecto al diálogo y la negociación. En Venezuela vivimos un momento de gran complejidad política, económica y social. Es claro el colapso económico y creo que no tiene antecedentes en nuestra historia. La crisis es tal que podría llevar a un colapso social aún mayor. En distintas oportunidades, yo misma me he preguntado cuál es la solución, ¿Cómo se ayuda a la gente que está sufriendo? ¿Cómo se ayuda al que vemos todos los días huyendo del país?, y la respuesta que me he dado es esta: Si tenemos un problema de tal magnitud, en un país que convive con una mezcla de legalidad e ilegalidad, las soluciones nunca van a ser las clásicas. Ni los golpes de Estado, porque ya es otro tiempo histórico y las formas son diferentes, me refiero a las formas de hacer la guerra, por ejemplo, o de hacer los cambios políticos; ni tampoco será la vía tradicional de unas elecciones. Todo nos indica que la salida es negociada, a pesar de los detractores, sin razón o con razón, de la incertidumbre y la desconfianza, de las cuentas nuevas y viejas que se les están cobrando a los partidos políticos, es acumulativo, por los errores. Entonces, es natural que pensemos que la negociación no va a llegar a nada. Pero si uno piensa, hay una posibilidad pequeña de lograr unas elecciones transparentes, sin ceder en los principios, ¿por qué no intentarlo?
Ya se han sacrificado demasiados principios y, como acaba de decir, nos estamos moviendo entre la legalidad y la ilegalidad. Es muy difícil visualizar el resultado de este diálogo o la eficacia que pudiera tener.
Si este diálogo y este proceso de negociación no tienen resultados de ningún tipo, quiere decir que la conflictividad en el país, política, social y económica va a aumentar. Por lo tanto, cualquier situación inimaginable será posible. No estaremos en control de ninguna situación. Ninguno de los venezolanos, ninguno. Eso me lleva a pensar ¿Cómo terminará resolviéndose esto? ¿Por la vía militar? ¿El gendarme necesario? ¿El que nos trajo el 4 de febrero? ¿El que no pudo cambiar 40 años de democracia? ¿Será lo que tendremos en el futuro? Ahí es cuando me digo a mí misma tenemos que transitar los caminos democráticos, los ejercicios democráticos, e intentar que los políticos trabajen unidos, porque no es un problema exclusivo de los políticos, es un problema general de unidad del país.
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