No hay salida en materia de salud. Queda claro que todo el que llega a un hospital venezolano es porque no tiene otra oportunidad. El HUM es zona roja, tanto en los alrededores, como en los estacionamientos y los solitarios pasillos casi abandonados, debido a la falta de personal de enfermeras y vigilantes. No hay insumos ni equipos. Poco a poco desaparecen también los técnicos y galenos.
Por Dámaso Jiménez
“Si alguien quiere saber cómo está la situación de la salud en el Hospital Universitario de Maracaibo solo tiene que pararse en los pasillos de pediatría. La realidad perturba cuando tienes que ver a diario a los padres caminando directo a la morgue, con sus hijos en brazos porque no hay camillas, llorando porque ya nada puede hacerse”.
Así describe Dora Colmenares, jefe del departamento quirúrgico de LUZ y jefe de cirugía del HUM, el estado de indefensión en la que se encuentran los pacientes del otrora centro piloto más importante de la salud en el occidente del país, el Universitario como se le conoce de por vida.
En democracia el HUM era el hospital modelo por excelencia, era la época cuando se realizaban todo tipo de intervenciones quirúrgicas y se llevaban a cabo conferencias internacionales sobre los adelantos científicos del mundo.
Hoy es zona roja, tanto en los alrededores, como en los estacionamientos y los solitarios pasillos casi abandonados, debido a la falta de personal de enfermeras y vigilantes. No hay insumos ni equipos. Poco a poco desaparecen los técnicos y galenos.
No es para menos, trabajadores y pacientes deben sortear atracos y tiroteos del hampa que tomaron los espacios sin control ni impunidad, hiriendo como en una lotería mortal a los que intentan salvar vidas.
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Esta situación ha acelerado la diáspora de jóvenes médicos que han preferido irse no solo del HUM donde 320 profesionales de enfermería renunciaron para el último trimestre del 2017. En el Hospital Chiquinquirá 15 profesionales han cesado sus labores en el recinto y en los pasillos “abundan” planes de migrar. En el General del Sur no hay enfermeras que permanezcan en el recinto porque el sueldo no les alcanza. Tan solo en el hospital Clínico migraron casi la totalidad de médicos Se calcula que a diario 22 profesionales de la salud dejan abandonado sus puestos de trabajo en los hospitales de Venezuela, en búsqueda de mejores horizontes fuera del país.
Al ingresar al HUM te absorbe un gran silencio. Es el sonido que acompaña un camino lleno de basura, moscas, baños clausurados. El deterioro interno es doloroso, la ausencia es fantasmal.
“A veces escuchamos hablar a la gente sobre situaciones que viven los hospitales en países que viven los estragos de una guerra, pero en Venezuela los campos de exterminio son nuestros hospitales, porque allí vemos como nuestros pacientes se nos van muriendo, no por la enfermedad sino por la falta de medicamentos”, acota la doctora Colmenares.
No hay salida en materia de salud. Queda claro que todo el que llega a un hospital venezolano es porque no tiene otra oportunidad.
“Ingresar a un hospital de Venezuela es morir y no es responsabilidad de los médicos porque hacemos lo posible por mantenerlos con vida. Nuestros residentes son héroes, porque muchos de ellos aún continúan aquí, dando la cara a los familiares y los pacientes consumidos por el dolor”, relata impotente la doctora Colmenares con la voz entrecortada.
Recientemente el colegio de médicos del estado Zulia instó a las autoridades a llamar a una emergencia regional porque en ninguno de los 5 centros hospitalarios más importantes de la región hay insumos.
Recientemente la presidenta del colegio de médicos, Dianela Parra, recalcó la necesidad de declarar una emergencia general humanitaria porque en ningún hospital del Zulia se pueden realizar transfusiones, no hay reactivos, no se realiza ningún tipo de trasplante. En el HUM solo quedan 35 aparatos para diálisis, pero hay 15 malos y se prevé que ante la falta de repuestos todos colapsen en el corto o mediano plazo.
“A nivel internacional nos han abierto las puertas pero el gobierno no permite el ingreso de la ayuda, es una forma de presión contra la población”.
La directiva del colegio de médicos de la región se ha acercado incluso a los gobiernos regionales para que refuercen el centro con policías y no con milicianos y colectivos que no están preparados para enfrentar el tema de la inseguridad y la violencia, pero no hay respuesta, es como si de arriba hubiesen ordenado retirarle el respiradero al enfermo más crónico de esta dictadura: la salud.
31% de las personas que ingresan a un hospital fallecen, según datos oficiales del Ministerio de la Salud.
Venezuela retrocedió al menos 50 años en materia de salud pública. En el país resurgieron la malaria, la difteria, la tuberculosis, el sarampión, el VIH y la escabiosis.
El paludismo fue erradicado en Venezuela en 1961, pero la falta de políticas sanitarias en los últimos 19 años condenó de nuevo al país con esta epidemia que cerró el 2017 con más de 951.000 infectados. También resurgió la tuberculosis, demostrando que los hospitales venezolanos son cascarones vacíos ante estas epidemias del subdesarrollo.
La difteria había desaparecido en 1993, pero se conocieron nuevos brotes en 2016. En 2017 se presentaron 447 casos de los que se confirmaron 51 con 7 muertes.
Según el Observatorio Venezolano de la Salud (OVS), las condiciones sanitarias y el hacinamiento agravó las muertes por epidemias sanitarias en Venezuela.
En 17 años de funcionamiento la Misión Barrio Adentro recibió 28 millones de dólares. Este programa bandera creado por el gobierno chavista sustituyó los proyectos sanitarios de eminentes médicos venezolanos por colonias de médicos cubanos no preparados para atender la delicada materia de salud de 30 millones de venezolanos.
80 % de las instalaciones de la Misión Barrio Adentro en todo el país se encuentran inoperativas y abandonadas.
En 19 años de gobierno socialista hay un déficit de 33 hospitales nuevos y se requieren 40 mil nuevas camas de hospitalización para atender la población.
8 de cada 10 medicinas no se consiguen por la caída de las importaciones y el recorte de la producción. El gobierno dejó de pagar una deuda superior a los 6 mil millones de dólares con los proveedores internacionales. La escasez de medicamentos en Venezuela llegó al 90% a finales del 2017.
El director de la ONG Codevida, Francisco Valencia, aseguró que la “falta de medicamentos está matando a la gente”.
La jefa del postgrado de pediatría del HUM, María Rossell, explicó que ellos no manejan cifras oficiales sobre la migración del personal médico, porque hay cierto retraso con estas, pero que “con los contactos” que se tiene en cada centro de salud se percatan que ha aumentado el éxodo.
La jefa del postgrado de pediatría del Hospital Adolfo Pons y gastroenteróloga infantil, Danielinne Villalobos, precisó que hay un incremento significativo de casos de “desnutrición proteico energética” entre los niños que ingresan a los centros de salud. Confiesa que la situación va en aumento.
“Nunca podrás devolver a la vida a los niños muertos en los hospitales por no tener medicinas” Luis Almagro solicitándole a Maduro el corredor humanitaria para la entrada de insumos a Venezuela. Maduro hizo caso omis