El dirigente opositor Enrique Aristeguieta Gramcko, político de 84 años que integró la Junta Patriótica que derrocó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958, quien recientemente estuvo detenido por el Sebin, presentó cuatro puntos para “construir una nueva unidad que conformen un gran entendimiento nacional”.
Nota de prensa
En los últimos días y luego mi arbitraria detención, he recibido numerosas manifestaciones de apoyo y sugerencias, en torno a la conformación de un gran entendimiento nacional. En tal sentido considero mi deber expresar lo siguiente:
1 Se requiere una nueva estrategia que conduzca a un pronto cambio de gobierno, para lo cual es preciso un amplio movimiento con la participación de todas las fuerzas vivas del país, incluyendo a trabajadores, emprendedores, universidades, academias, ONG’s y organizaciones políticas.
2 Es importante recordarle al país que Nicolás Maduro es un presidente de facto, porque constitucionalmente fue removido por la Asamblea Nacional el 9 de enero de 2017 por “abandono del cargo”.
3 Según el artículo 233 de la Constitución, una vez declarada la falta absoluta del presidente, correspondería realizar una “elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos”. Pero, por cuanto no están dadas las condiciones para realizar dicha elección de manera libre y transparente, es necesaria la designación de un “gobierno de unión nacional para restituir el orden constitucional”, tal como fue refrendado por ocho millones de venezolanos en el plebiscito del pasado 16J, el cual fue convocado por la propia Asamblea Nacional.
4 Para lograr el mencionado cambio, se debe invitar públicamente al sector institucional de las Fuerzas Armadas a respaldar este mecanismo pacífico, democrático y constitucional, aunque no sea electoral, debido a que el régimen de Maduro cerró toda posibilidad de sostener unos comicios auténticos.
Considero que estos cuatro puntos pueden servir de referencia para construir una nueva unidad, que verdaderamente represente el interés del pueblo venezolano. El efecto combinado de la hambruna, la crisis de salud, la escasez de productos, la hiperinflación, el éxodo masivo de conciudadanos, el aislamiento internacional y la injerencia del narcotráfico y el castro-comunismo, amenaza la existencia misma de nuestra nación. Por eso, no hay tiempo que perder.
Dada la gravísima emergencia humanitaria que vive Venezuela, estoy seguro que la comunidad internacional, cuyos mensajes debemos agradecer e interpretar debidamente, sabrá entender la necesidad de una salida constitucional a la crisis, aunque ésta no sea la convencional. También estoy seguro que contaremos con el respaldo de la Iglesia, las organizaciones sociales, los militares patriotas y el pueblo en general.