Hoy, cuando la muerte irrumpe en todos los contenidos informativos del país e inunda las redes con llamados de auxilio para niños, ancianos y enfermos, que el preso político Villca Fernández, enfermo de gravedad como está, haya asumido en enero de este año correr mayores riesgos iniciando una huelga de hambre para reclamar su derecho a la salud, es una temeridad o desestimación aparente de la propia vida cuya ocurrencia la materializa la perversidad oficial que lo encarceló en el Sebin, institución irrespetuosa de todos sus derechos por lo menos desde el 2014 cuando lo citaba informalmente a su sede en Mérida.
Hoy, miércoles 14 de febrero de 2018, en el Acto de apertura del año judicial con toda seguridad hablarán de avances revolucionarios en la recta administración de justicia como parte de un discurso oficial ensombrecido por casos como el del líder estudiantil Villca Fernández, para quien la justicia pronta y efectiva dejó de ser una garantía constitucional dando lugar a un retardo procesal concertado e inducido con negativas de traslado al tribunal de la causa, acentuando la gravedad de su condición de preso político la afectación de su estado de salud por igual motivo, es decir, por falta de traslado para que le provean atención médica.
Tantos atropellos en contra de Villca Fernández parecen no provenir solamente del twitter que le respondió a Diosdado Cabello, hecho por el cual tiene más de dos años preso a la espera de la apertura del Juicio Oral y Público, en la perspectiva del colaboracionismo reinante en la política venezolana no sería aventurado decir que esos excesos responden más bien a sus firmes convicciones democráticas, porque así como ha dicho: “Con Maduro no puede haber reconciliación ni paz mientras existan presos políticos”, también ha señalado: “A veces pienso que necesito un psicólogo con urgencia para entender a la dirigencia de oposición, ya que su discurso va en contra de todas las acciones que ejecutan”.
El doctor Alonso Medina Roa, abogado defensor de Villca y miembro fundador del Foro Penal, además de develar la acusación infundada que sirve de sustento a su encarcelamiento arbitrario, ha señalado que funcionarios del Sebin en El Helicoide no acatan decisiones judiciales orientadas a proveerle medios adecuados de salud. Amnistía Internacional destacó el impacto de tales circunstancias en la humanidad de Villca, el resultado es un organismo aquejado de enfermedades desatendidas que sólo la medicina y cuidados continuos han de atajar.
Negarle atención médica, negarle el derecho a la defensa impidiendo el inicio del juicio, implican un valor simbólico de la negación de justicia, que se convierte en factor de disociación del procesado, excluido del Estado de justicia expresado en el Artículo 2 de la Constitución, en este caso un preso político, joven, estudiante, líder, de una considerable valía, desdoblado en un ciudadano venezolano investido del Estado de inocencia y en un preso político sin garantías ni derecho alguno, dicotomía que encierra en sí misma, con brutal claridad, la descomposición del Poder Judicial venezolano y de los diversos actores que se inter-relacionan con la justicia, bien sea fuera o dentro de la propia Administración de Justicia.
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