Para el presidente de Conindustria Juan Pablo Olaquiaga es necesario crear un nuevo modelo económico cuyas prioridades sean infraestructura e inversión para la producción. Asegura que de no haber la transformación los venezolanos van a estar cada día más pobres.
“Yo creo que la comunidad internacional está consciente de ello y por eso presiona por un cambio hacia el restablecimiento de la democracia con mucha prontitud, porque conoce el nivel de deterioro que tenemos, mucho más allá de lo que tal vez nosotros los venezolanos conocemos”.
Olaquiaga se mostró optimista y considera que debe estabilizarse la macroeconomía del país para la recuperación del poder adquisitivo, al igual que corregir el tema de la inseguridad, y trabajar en percepción de que puede haber un mejor mañana a través de la planificación. Enfatizó que de producirse el cambio que genere gobernabilidad y sustentabilidad, podría arrojar resultados rápidos.
“Tú ves que los entes multilaterales están a la espera de que haya un cambio político en Venezuela como para abordar con mucho entusiasmo la recuperación del país, me dicen al día siguiente están aprestos para entrar, y Venezuela se puede convertir en un país de grandes oportunidades. A través de los negocios lícitos y con márgenes de ganancia razonables, tú puedes generar enormes oportunidades de crecimiento profesional, de inversión, y en un plaza breve tienes un país el cual sea atractivo para la vida de los venezolanos”.
En otro punto el titular de La Confederación Venezolana de Industriales se refirió a la cantidad de empresas que han cesado sus operaciones en la nación. Destacó que cuando la revolución asumió la jefatura de gobierno en el año 1.999 había en el país 12.700 compañías, y a la fecha estima que van quedando 3.800 de las cuales 600 pertenecen al sector público, y el resto a privado, de las cuales 2.800 hacen vida en Conindustria.
Señaló que las empresas operativas están trabajando en una cuarta parte de su capacidad para surtir de bienes a la población, de manera muy reducida. Sin embargo explicó que la consecuencia de la cantidad de bienes que los consumidores pueden obtener no alcanza para su subsistencia.
“Se ha venido encogiendo a lo largo del proceso, y ha venido a través de distintos mecanismos expropiando, expoliando, tomando, haciendo inoperativas, restringiendo, limitando, coartando las posibilidades de las empresas hasta el punto en el cual muchísimas han cerrado”.
El también ingeniero resaltó que hay un deterioro importante macroeconómico, que significa la pérdida del poder adquisitivo del Bolívar, al igual que la imposibilidad de financiamiento por parte de un sistema bancario que se ha venido quedando minimizado, y una ausencia de mecanismos como para poder comprar materia prima en el extranjero, aparte de la obsolescencia del parque industrial.
Agregó que Venezuela está viviendo una implosión, que se puede continuar deteriorando.
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Daniel Guillermo Colina / @danielgcolina