El cuerpo del príncipe Enrique de Dinamarca, esposo de la reina Margarita II y fallecido la noche del martes a los 83 años, ha sido trasladado hoy a su residencia oficial en el castillo de Amalienborg, en el centro de Copenhague.
El cortejo fúnebre salió esta mañana del castillo de Fredensborg, al norte de la capital y lugar de la muerte del consorte, y tardó cerca de tres cuartos de hora en llegar hasta Amalienborg, a cuya plaza cientos de personas se acercaron a depositar flores y otros objetos en recuerdo del príncipe.
Minutos después de la llegada del cortejo, los príncipes Federico y Joaquín, acompañados de sus esposas e hijos, salieron a la plaza a contemplar las ofrendas a su padre, a escasos metros de la multitud.
El féretro será trasladado mañana por la tarde a la iglesia del castillo de Christiansborg, donde se instalará los tres siguientes días la capilla ardiente, abierta al público.
El funeral, que será una ceremonia íntima reservada a familia y a amigos más próximos, se celebrará el martes en esa misma iglesia.
Enrique de Dinamarca murió el martes a las 23.18 horas en Fredensborg, adonde había sido trasladado ese mismo día del Hospital del Reino, después de que se le diera por desahuciado.
El príncipe consorte ingresó en ese mismo centro a finales de enero para ser tratado de una infección pulmonar y que se le examinase un tumor en el pulmón izquierdo, que resultó ser benigno.
La Casa Real alertó el viernes pasado de que su estado de salud había empeorado de forma grave y que su primogénito, el príncipe Federico, suspendía su estancia en Corea del Sur, donde asistía a los Juegos Olímpicos de Invierno, para regresar a Dinamarca.
Al esposo de Margarita II se le había detectado en septiembre demencia senil, diagnóstico hecho público tras haber originado una polémica por los ataques contra su esposa en medios daneses.
Enrique había declarado que no quería ser enterrado con Margarita porque se había ignorado su deseo de ser rey consorte, una vieja reivindicación suya, y, en otra entrevista, señaló que la reina lo tomaba “por tonto” y no lo respetaba.
La familia ha respetado su decisión de no querer ser enterrado en la catedral de Roskilde (este de Dinamarca), donde descansan desde hace siglos los monarcas y sus cónyuges: su cuerpo será incinerado y parte de sus cenizas serán esparcidas en el mar, parte depositadas en una urna en el jardín privado de Fredensborg.
Enrique, un noble francés que conoció a Margarita cuando era diplomático en Londres y con quien se casó la actual reina en 1967, abandonó sus obligaciones oficiales hace dos años. EFE