De nuevo la OEA examina la crisis en Venezuela que se habría acentuado tras la convocatoria por la ilegal e ilegítima Asamblea Nacional Constituyente (ANC), de Elecciones Presidenciales, para el 22 de abril próximo, avanzando incluso la probabilidad, negada más tarde, de elecciones generales, que incluía la Asamblea Nacional, las Asambleas Legislativas y los Concejos Municipales.
La iniciativa de México mostró una vez más el rechazo de la región a la forma autoritaria, dictatorial en términos más claros y sencillos, del régimen de Nicolás Maduro. Una inmensa mayoría, dos ausencias (países Caribeños), algunas abstenciones, entre las cuales, Ecuador que ha mostrado un cambio importante tras separarse del proyecto de Rafael Correa, derrotado hace unas semanas en una consulta popular que niega la reelección indefinida; y Nicaragua que parece ahora estar más preocupada por sus relaciones con los Estados Unidos que de una Venezuela que no es más útil financieramente y que parece ser más bien una carga política.
Se pide al régimen que haga elecciones conforme a los estándares internacionales. Difícil. Nadie les hará cambiar, como lo anunciara en rueda de prensa inmediatamente Delcy Eloina, la verdugo que dirige la fraudulenta ANC. Habrá elecciones y en esas condiciones, es decir, sin garantías de que sean limpias, justas y honestas.
No aceptarán por supuesto la auténtica observación internacional que se exige. Seguirán invitando al “mediador fracasado” y mejor pagado de todos, el Zapatero, cuyo desprestigio se deja ver en España y en todas partes. Tampoco modificarán la composición del CNE, por lo que seguirá estando en las manos de las comadres de siempre, ejerciendo sus funciones de Ministerio Electoral, a los pies de Maduro, Flores y Cabello.
El régimen seguirá su proyecto. Habrá elecciones, pero la postura internacional no debe ser menospreciada ni por ellos, que parecen a veces no entender los mensajes que le han llevado a las cuerdas; ni por algunos de nosotros que seguimos empeñados en disminuir la importancia de resoluciones como la adoptada hoy por la OEA.
Es un paso más. De sanción en sanción, de crítica en crítica llegaremos al final de este desastre. La comunidad internacional va en una sola dirección y eso es lo que más le debería preocupar al régimen forajido de Nicolás Maduro. Vendrán más sanciones y al final, como todo, sin definir tiempos, las cosas retomarán su curso y los venezolanos recuperaremos la democracia y la libertad, nuestra dignidad, ante todo, para bien de todos, incluida la región, que comienza a sentir los efectos de una migración que, aunque de primer orden, es cada vez mayor y constituye, por qué no decirlo, retos importantes a los gobiernos de esos países.
@CarmonaBorjas