De ser solo un corredor de drogas para los traficantes mexicanos y colombianos, Costa Rica se ha convertido en un país distribuidor de estupefacientes, de allí que haya crecido la demanda y se registre un repunte en los índices de violencia sin precedentes en el país centroamericano, reseña Testigo Directo.
La Asamblea Legislativa de ese país trata de implementar un ley de extensión de dominio, que permitiría confiscar bienes del narcotráfico, sin embargo, hay sectores que todavía se oponen.
Además, Costa Rica no posee estaciones de radares en sus espacios marítimos ni escaners en sus puertos, lo que facilita en demasía la entrada y salida de droga por esta vía.
El Instituto Costarricense sobre Drogas incluso denuncia que la ex-guerrilla de las Farc tiene en su territorio “caletas” con cocaína que sacó durante las negociaciones de paz en Colombia y ahora ayudan a abastecer la demanda local.