Y no es el propuesto por Maduro en el afán de piratear asuntos de la oposición, ni amplios frentes de otros países, ni siquiera el que tras el avisado fracaso de Santo Domingo nos viene a plantear como gran cosota la MUD.
Se intuye lo sucedido, la frustración del oficialismo porque no se hizo lo que el régimen quería, acompañada de la rabieta del psiquiatra. Lo frustrante, la pérdida de tiempo y actuación durante los diálogos, de los cuales nos quedan jóvenes muertos, enfermos, hambruna, inflación, perseguidos, exiliados, presos políticos y un reciente comunicado enrevesado y repetitivo. Lo más decepcionante es que después de años de esfuerzos y aparatajes con ensayos de la CD y la MUD ahora intenten engañar de nuevo, sin arrepentimientos ni deseos puros de contrición, con caras maquilladas sin rubor, con esta especie de cantinflada, pesadamente redactada, nada original y sin marcar vías de avance.
Existe un dinámico y creciente movimiento amplio, que el madurismo trata de plagiar, con su empeñosa falta de originalidad -lo que copian bien del castro comunismo, lo calcan mal del resto del mundo y de la parte coherente de la oposición venezolana- como es la corriente sumatoria Soy Venezuela. Alianza nacional de formaciones y movimientos políticos, organizaciones civiles y fuerzas vivas del país, que nos unimos con el único fin de restituir la República en el menor tiempo posible. No es una mera unidad de grupos de interés o partidos; es un pacto en la diversidad, en la pluralidad, y sin desviaciones populistas ni autoritarias. Nuestra alianza es un compromiso basado en la confianza entre grupos que se saben distintos y no compiten por protagonismos sino por establecer las condiciones en las cuales la sociedad democrática es posible.
El objetivo central es crear las condiciones para la superación del régimen oprobioso que padece Venezuela y lograr una transición definitiva hacia el Estado de derecho, sostén de toda democracia legítima; recuperar de manera urgente la democracia, restituir la república, vencer las mafias, atender la crisis humanitaria.
Se hubiera esperado que, en beneficio de un movimiento extenso y renovador, capaz de atraer interés y voluntad en participar de todos los sectores socio económicos, lo primero que consignarán quienes se apropiaron indebidamente de la MUD serían sus renuncias irrevocables a conducir una lucha en la cual sólo pueden mostrar fracasos. Quizás han hecho lo que han podido, aceptémoslo, pero acepten ellos que se han quedado cortos, no pudieron con la enorme responsabilidad que millones le encomendaron, resumida en la avalancha de respuestas positivas aquél inolvidable 16 de julio de 2017. La MUD ahora invita a cohabitar con la dictadura, y no a frustrar sus intenciones de perpetuarse en el poder.
Los colaboracionistas no quieren que se critique, es culpa de ellos que en nada aciertan, además de humillarse a la írrita constituyente castrista, aceptar fraudes electorales, dialogar con opresores, consumir tiempo sin importar dolor, padecimiento, sufrimiento, hambruna y escasez, burlándose de 7.5 millones el 16J. Pero ya no importa lo culpable que hayan sido por encerrarse en sí mismos, dejarse robar la AN que el ciudadano les otorgó con clara mayoría pero que derrocharon en discursos pomposos y vacíos -se doblaron para no quebrarse, pero al menos limpiaron el ambiente de malos retratos-, por alardear de una constituyente que jamás sería posible, para finalizar tragándosela a pesar de fraudulenta y rechazada por el mundo, que invadió y se reúne frente a sus narices, pared con pared.
Deberían tener el coraje de aceptar que no pueden más, fracasaron, se agotaron los argumentos. La población confió en ustedes, pero no los necesitó para salir a la calle a poner de carreras al régimen por encima de sus armas, impudicia moral, poderío perverso, abusos, cárceles, justicia militar obediente, y una justicia civil doblegada y tergiversada.
Quizás no querían engañar, pero fallaron cuando dijeron a los ciudadanos -y no fue la primera vez- que regresaran tranquilos a su vida normal que ustedes se encargan del asunto. Se encargaron y lo perdieron. Queda claro que no saben cómo enfrentar la dictadura y menos qué hacer antes ni después del 22 de abril. Ya no hay próxima vez. Admitan que sus partidos se debilitaron, no son confiables, los venezolanos se cansaron tras años esperando que eso que llaman liderazgo realmente liderase.
No pueden invitar a un Frente Amplio, porque no tienen convocatoria moral ni ética. Esa tarea le toca a la Iglesia y, sobre todo, a figuras solventes que han sido capaces de ver más allá de la inmediatez, estadistas que no se hayan equivocado una y otra vez hasta destruir su credibilidad. Un Frente con los mismos de siempre es embaucar nuevamente al país en la tragedia de continuar bajo la tiranía.
Ya hay una auténtica y verdadera alianza profunda, desarrollada y en plena acción, que refrenda sus compromisos, honra sus proclamas y crece cada día, gana popularidad y respeto ciudadano y, no hay duda, de la comunidad internacional, que la reconoce. Soy Venezuela ha vencido obstáculos, ganado con esfuerzo la consideración por ser oposición coherente, auténtica, con fortaleza de equipo, cuerpo, mente y espíritu, no transige en politiquerías, plantea su verdad cara a cara y no da ni pide concesiones.
La mutación de CD a MUD y ahora FAN es inviable, no será exitosa ni logrará impregnar de confianza y fe a los ciudadanos, a leguas apesta a embuste. Razones similares a las que existen para salir de Maduro sirven para exigir la renuncia de quienes han llevado mal las riendas opositoras. Si de verdad quieren a Venezuela, empiecen por deponer actitudes fatuas, sean humildes, reconozcan sus errores y, más importante, dimitan; ya tuvieron oportunidades, den paso a otros. Incorpórense, participen y grítenle al mundo “Soy Venezuela, aquí estamos, prestos y dispuestos”. Y descubrirán qué es, de verdad, un Frente Amplio.
@ArmandoMartini