Cuando más de un millón de venezolanos han salido del país por la grave crisis económica, política y social, la Agencia de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) exhortó a los demás países de la región que traten a los migrantes venezolanos como refugiados, con el objetivo de que sus derechos básicos sean respetados y se garantice su integridad física.
Un refugiado según la Convención de Ginebra es una persona que “debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores no quiera regresar a él”…
Este pronunciamiento de ACNUR está dirigido a todos los países de la región que han estado recibiendo venezolanos desde que comenzó esta ola migratoria para que no los deporten, expulsen o los obliguen a regresar al país. Es importante aclarar en estas líneas, que la ACNUR no está ayudando y tampoco ayudará a los venezolanos a salir del país como muchos creen después que fue publicada esta “Nota de Orientación sobre el Flujo de Venezolanos”.
Nadie se va de su país porque lo quiera, nadie quiere ser un inmigrante, nadie quiere llegar a otro país y empezar de cero, nadie sabe las razones personales de aquellos que deben dejar a sus familias en Venezuela y lanzarse a la aventura de ir a otro país, pero sobretodo, nadie quiere llegar a Colombia, Perú, Chile, Ecuador o cualquier otro país y sufrir por la xenofobia.
La ACNUR hizo este pronunciamiento para asegurarse que los Estados estén en conocimiento de sus obligaciones con respecto a los refugiados y todos aquellos que soliciten asilo, además se evite la obstaculización de la entrada de venezolanos a sus territorios, se les obligue volver a Venezuela mediante deportaciones o se les niegue el derecho al trabajo por haber entrado de forma ilegal o por no tener documentos de identificación.
El pronunciamiento de principios de semana es un llamado a todos los Estados del Continente para que sean solidarios con los venezolanos, así como lo fue Venezuela en los años 80, cuando se convirtió en el segundo país con mayor número de refugiados en el continente al recibir a miles de colombianos que se veían obligados a dejar su país producto del naciente conflicto armado con la guerrilla.
Durante la dictadura de Augusto Pinochet en Chile, Venezuela también sirvió de país receptor a cientos de chilenos que debieron abandonar su país antes de terminar presos por sus opiniones políticas. A las costas venezolanas también llegaron muchos cubanos por la persecución de la dictadura de Fidel Castro y así de muchos otros países.
En los años 80, a todos los que llegaron a Venezuela se les garantizó no solo el derecho fundamental a la vida sino que también se veló por el respeto a sus derechos básicos y sus derechos económicos. La actitud que tuvo el Estado venezolano fue mucho antes de la Declaración de Cartagena en 1984, donde existió una ampliación del mandato del ACNUR con 16 puntos más dónde se fortaleció la labor de este organismo y a la vez se profundizó el compromiso de los Estados con las personas que estaban en calidad de refugiados.
Existe una frase que rescato de Nora Stanton, una amiga que en otrora fuera directora del ACNUR en el Zulia, “Todos somos refugiados en potencia”, nunca sabemos cuándo te puede tocar a ti, y el mejor ejemplo es nuestro país, que durante los 80 fue un país receptor de refugiados y hoy, por la dictadura de Nicolás Maduro lamentablemente somos un país emisor de refugiados.
Todos los ciudadanos somos iguales con lenguas y nacionalidades diferentes, pero todos con el mismo objetivo ser libres e independientes.
¡Fuerza y Fe Venezuela!
@angelmachadove