El argentino Juan Martín del Potro sufrió este viernes para derrotar al alemán Philipp Kohlschreiber pero avanzó a semifinales del Masters 1000 de Indian Wells, reseñó AFP.
El tenista originario de la ciudad de Tandil, de 29 años, no logró desplegar en ningún momento su mejor tenis, y se le vio incómodo desde el principio, pero logró solventar el encuentro y se impuso en tres sets de 3-6, 6-3, 6-4 en dos horas y siete minutos.
En la penúltima instancia del campeonato chocará contra el canadiense Milos Raonic (N.32), quien venció antes 7-5, 2-6, 6-3 al local Sam Querrey (N.18).
Del Potro, aquejado de molestias en la espalda desde su partido del miércoles ante su compatriota Leonardo Mayer, tuvo dificultades desde el principio para dominar con su saque.
Y eso que comenzó la contienda con un juego en blanco a favor…
Pero en el cuarto ya demostró que no estaba cómodo, cediendo el juego ante su rival y poniéndose por detrás 1-3.
Como contra Mayer, el partido iba a ser largo y Del Potro recuperó su desventaja inmediatamente.
Sin embargo, no estaba al 100%. El fuerte calor dominaba la jornada y el albiceleste cedía de nuevo su servicio para acabar sucumbiendo 3-6 en el primer set.
El guión parecía ser idéntico que ante su compatriota, al que tanto le costó superar.
“Ellos empezaron jugando mucho mejor que yo, si hubieran mantenido el nivel hubieran ganado el partido. Yo tuve que esperar a mi momento y fue parecido. Mi virtud fue no estar frustrado, esperar el momento y aprovechar la chance que me dieron”, dijo “Delpo” a la AFP.
Y es que tras ganar el Abierto Mexicano en Acapulco hace unas semanas, el tandilense apenas ha gozado de descanso.
“Todo mi cuerpo se siente tieso. Este es el último esfuerzo del fin de semana. Estoy en semifinales y voy a seguir intentando ganar. Mañana va a ser un partido muy muy difícil pero después tendré unos días para recuperarme y los voy a necesitar”, añadió en conferencia de prensa.
Frustración
Más cómodo restando que sacando, en el segundo set se invirtieron las tornas: Del Potro volvió a recuperar las buenas sensaciones mientras Kohlschreiber le dejaba la iniciativa de los puntos ante los numerosos errores no forzados de su rival. Y lo acabó pagando.
Así, en el octavo, su insistencia tuvo premio y Del Potro se puso 5-3, para acabar cerrando la manga justo después.
El argentino dejaba destellos de su talento pero su frustración era patente: se lamentaba, tiraba la raqueta y miraba al cielo en señal de resignación.
A pesar del resultado y de estar dentro del partido, no lo veía claro. El punto álgido se vivió en el tercer juego del tercer set: Del Potro gozó de hasta cuatro puntos de “break” que no pudo materializar y, al acabar el “game”, tiró varias veces la raqueta contra el suelo.
Sabía que había dejado escapar una ocasión de oro para romper definitivamente la contienda.
Pero en el quinto no erró: se le volvió a presentar la oportunidad y ahora sí la aprovechó para ponerse 3-2 a favor y saque.
Quedaba lo más difícil: conservar su servicio en el momento más caliente del choque. Con 0-40 en contra, dio un paso adelante, elevó su nivel y acabó cerrando el juego… y el partido.
El albiceleste señaló al cielo y le lanzó un beso, como dando gracias por la victoria.
Con sudor, gritos y gracias a su calidad, Del Potro vuelve a las semifinales del campeonato. Todos sueñan ya con una hipotética final ante el suizo Roger Federer. Pero antes aguarda Raonic, un tenista con un estilo similar al suyo.