El pasado 17 de marzo en la calle Junín de Maturín se descubrió el suceso que sacude a la comunidad local e internacional y que ahora es conocido como el caso de “El Monstruo de la Junín”. Se trata de Yerricson Caviares de 20 años, quien cometió el atroz delito de asesinar a su madre, la señora Rosalinda Mirabal de 50 años, dándole una puñalada, rociándola con gasolina hasta quemarse viva, luego procedió a picar el cuerpo con una motosierra, guardó la cabeza de su progenitora en hielo y arrojó una parte al caño Orinoco de la ciudad de Maturín.
Según un vecino, Caviares ya habría amenazado a su mamá previamente, “la amenazó con hacer lo que al final terminó haciendo”.
¿Cuál fue el desencadenante del homicidio?
La madre del joven le había dicho que vendería la casa en la que él habitaba y alquilaba a otras personas, porque se iba del país, su hijo le habría respondido que si ella lo hacía, él la iba a asesinar.
Era de conocimiento de los vecinos que Yerricson Caviares tenía una conducta “difícil”, desde su niñez, siendo expulsado de los centros estudiantes, faltando el respeto a su madre y consumiendo droga.
Hipótesis
La violencia familiar se maneja como el primer móvil del crimen, el cual al parecer se vio reforzado por el permisivo comportamiento de una madre que soportó los maltratos físicos y verbales sin formular ningún tipo de denuncias.
Aunque las autoridades no se han pronunciado con relación a este caso; extraoficialmente se conoce que sus adelantos se han logrado gracias a la confesión del mismo asesino, hijo de la víctima fatal.
Presumen que en un ataque de ira, producido por la euforia causada por el consumo de droga, Yerricson Caviares haya matado a su progenitora por asfixia mecánica.
Al tener un momento de lucidez y toparse con el cadáver de su madre dentro de su habitación; el joven entraría en un estado de shock emocional, que controlaría con el consumo de más sustancias alucinógenas. Con una segueta y un serrucho, procedería al desmembramiento del cuerpo, que según los datos aportados por las autoridades, fueron las herramientas que usó para deshacerse del cuerpo con más facilidad.
Utilizar el caño Orinoco como depósito de los restos mortales y no el cementerio que queda a escasas cuadras de la casa donde ambos residían, sería una salida rápida, pues en el afluente se depositan todos los líquidos servidos del centro de Maturín, al igual es un sitio recurrente para botar animales muertos.
Lectura de especialista
Según la especialista en ciencias forenses, Fedora Fernández, los restos humanos hallados en el Caño Orinoco de Maturín, deben ser sometidos a estudios patológicos exhaustivos, que pasan por antropología forense, chequeo de muestras de ADN, odontología y superposición de la imagen, que además de los aportes dados por los familiares, lograrán la composición del resto humano para la posterior elaboración del informe definitivo por parte del Senamecf.
“En el oriente del país no están los equipos necesarios para este tipo de análisis, por lo que de ser necesario, los especialistas deberán enviar las muestras a las oficinas de Medicina Forense en Caracas”, precisó Fernández.
Familiares de Yerricson Caviares indicaron que el muchacho jamás se sometió a tratamientos de rehabilitación por su adicción a las drogas; que lo más parecido a ello fue que prestó servicios militares, presuntamente un tiempo después del nacimiento de su hija.
Vecinos de Rosalinda Mirabal aseguraron que la mujer tenía intenciones de vender la casa donde habitaba con su hijo para irse del país, presuntamente a Colombia donde se alojaría con otros familiares; tal vez el detonante de la muerte de la dama.
El compañero sentimental de la fallecida, indicó que Yerricson acaparó toda la atención de Rosalinda, a tal punto que esta sufría en silencio los maltratos dados por el muchacho. Por sus comportamientos a “El Yerri”, no le duraban las parejas.
Con información de La Verdad Monagas