Mientras Rusia se apresura para tener listas sus sedes para la Copa del Mundo de fútbol de este año, la ciudad de Ekaterimburgo, en los Urales, demolió el sábado su monumento más famoso: una torre de televisión oxidada e incompleta de la era soviética.
Las autoridades locales de las 11 ciudades anfitrionas del Mundial -incluidas Moscú, San Petersburgo, Sochi y Ekaterimburgo- están trabajando arduamente en los preparativos para el torneo que se disputará entre el 14 de junio y el 15 de julio, pero no todos los residentes están contentos con sus esfuerzos para embellecer las sedes del evento.
En Ekaterimburgo, cientos de personas que rechazaban la demolición de la torre de televisión mediante una explosión controlada tomaron parte en la manifestación “Abraza la Torre” a principios de esta semana.
Ivan Volkov, un abogado de 39 años y jefe de una agrupación que se oponía a la destrucción de la torre, dijo que la estructura de concreto de 220 metros de alto era un símbolo de la identidad de la ciudad.
“Ahora es el símbolo de la humillación de la gente a manos de las autoridades, porque la decisión se tomó tras bambalinas. No debería hacerse de esta manera”, dijo Volkov a Reuters.
La construcción de la torre comenzó en 1983, pero nunca se completó debido al derrumbe de la Unión Soviética.
El gobernador local Eugene Kuivashev defendió la decisión de demolerla.
“Nadie cree seriamente que la ciudad necesita ese símbolo”, dijo en una entrevista a una radio.
Por Denis Pinchuk/Reuters