En pocos días se celebrará en Lima la Cumbre de Las Américas, que tratará en su agenda el tema de la corrupción y la gobernabilidad, oportunidad que tendrán los Jefes de Estado de tocar el tema sensible del momento, después del desastre operativo y canalla de la empresa brasileña Oderbrecht, que salpicó desde Lula y Roussef, hasta PPK, Toledo y Humala en Lima; y a otros, menos a Nicolás Maduro quien parece no haberse dado por enterado de las declaraciones que hiciera la Fiscal en el exilio, Luisa Ortega, en el Tribunal Supremo legítimo de Venezuela, cuando denunció los pagos hechos por la empresa transnacional, a muchos en Venezuela, incluido el mismo Maduro, a quien le habrían financiado la campaña, como antes al difunto eterno, Hugo Chávez.
Maduro no estará físicamente en la Cumbre, pero sí en los pasillos, pues el tema central será su dictadura y las canalladas que ha cometido en el país y en la región.
Lo cierto es que la Cumbre se reúne en un momento difícil, para tratar un tema sensible. Pero, aunque éste esté fuera de la agenda, el tema de Venezuela, su pisoteada democracia, las elecciones fraudulentas, los presos políticos y la crisis en general, centrará las conversaciones bilaterales entre los Jefes de Estado democráticos de la región.
Al final, habrá una Declaración que tendrá que hacerse por consenso, por lo que parece casi imposible que se condene al régimen de Venezuela, no porque no merezca una condena, sino que seguramente sus socios Morales y Ortega, otros del caribe angloparlante y algunos abstencionistas, quizás Uruguay y Ecuador, de seguro impedirán el consenso requerido.
Pero de allí saldrá algún acuerdo fuera de la Sala, sobre la adopción de medidas unilaterales para sancionar selectivamente al bandidaje que participa en la violación sistemática de derechos humanos, en la comisión de crímenes transnacionales como la corrupción, la delincuencia organizada, el narcotráfico. No habrá una referencia en la declaración formal de la Cumbre, pero seguramente habrá muchos acuerdos tras los encuentros entre Jefes de Estado.
La presencia de Trump tiene un significado particular esta vez. Es normal que los Presidentes de Estados Unidos, como todos los de la región, estén presentes; pero esta vez, contrariamente a otras oportunidades, su influencia será más importante, yo diría determinante.
Al margen de la Cumbre habrá quizás protestas de calle y ojalá que no mayores hechos delictivos, por iniciativa seguramente de Caracas, como nos ha acostumbrado este régimen que se inmiscuye en los asuntos internos de los demás Estados y financia estas campañas antisistema, entre otras las que dirige Mel Zelaya en Honduras.
En todo caso, un paso más hacia el fin de la dictadura de Maduro que como hemos dicho parece estar en su etapa terminal, aunque el afectado aún no se haya percatado de la realidad, quizás esperando la elección fraudulenta que le reelegiría o que dará paso al también oficialista Henry Falcón, quien según las encuestas estaría varios puntos por encima de Maduro.
Robert Carmona-Borjas
www.carmonaborjas.com