“Hemos identificado al verdadero enemigo, conocemos sus debilidades y podemos derrotarlo si nos organizamos. Podemos curar la enfermedad que tenemos, pero para eso la sociedad civil debe estar fuerte. Llamar a los partidos a luchar con ella, y a la Fuerza Armada que quiere recuperar al país”.
El economista, profesor universitario y exministro de Planificación de Hugo Chávez, Felipe Pérez Martí, fue al Táchira para, en asambleas de ciudadanos, promover el Movimiento de Libertadores, que según afirmó tiene como finalidad crear conciencia ciudadana sobre “la necesidad de salir de Maduro”. Desde all+a fue entrevistado por el diario La Nación
Dijo que vivió en Rubio, durante su infancia y adolescencia. Esta experiencia marcó su vida. Su primer amor. Su formación académica, familiar y social. Según él, en la Ciudad Pontálida tuvo acceso a los mejores maestros y profesores, a los que pudo aspirar en ese entonces. Escuelas públicas bien dotadas económicamente, bien dirigidas. Con docentes capacitados, a tal punto que eran tomados como ejemplo a seguir por los alumnos, por sus conocimientos y su estatus de vida.
—¿ Qué es el Movimiento Libertadores?
—El ML es la parte de la sociedad civil que realizó la Consulta Ciudadana del 16 de julio de 2017. Así como nuestro gobierno está escribiendo páginas en los libros de historia, como lo que nunca más se debe hacer en todo el mundo, actos como el 16-J marcan esa misma historia en sentido positivo: jamás había ocurrido que la propia sociedad civil, sin participación del Gobierno, organice un evento de este tipo, donde el soberano se manifestó, de manera pacífica y civilizada, para expresar su voluntad política mediante el voto, en presencia de un gobierno dictatorial que niega el ejercicio de esos derechos políticos -respondió-.
–¿Por qué el ML está promoviendo asambleas ciudadanas en el Táchira?
—La idea es tener en el país una organización de la sociedad civil que actúe políticamente -con P mayúscula-, para que defienda sus propios intereses en esta materia. En una verdadera república, debe ser el soberano (sociedad civil, el pueblo, como lo llamemos) el dueño del país. Y los partidos deben ser los empleados de ese dueño. Como en una empresa: los que mandan, o deberían hacerlo, son los accionistas. Los gerentes son designados por ellos para llevar la empresa de la mejor manera, representando sus intereses. Cuando los gerentes se adueñan de la empresa y actúan para servirse a sí mismos, y no a los dueños, las cosas empiezan a funcionar mal -dijo-. Afirmó que eso es lo mismo en política. “En Venezuela, sobre todo como producto del rentismo petrolero, lo que hemos tenido es una partidocracia, no una democracia. Que se ha transformado en cleptocracia (donde el poder lo tienen los delincuentes). Sobre todo con Chávez y con Maduro. Pero esto es una realidad desde antes, incluso”.
—Esto en realidad es un síntoma del “caza rentismo”: las mafias que se organizan en los países que padecen esta enfermedad, de la “maldición de la abundancia”, para hacerse de esa renta, desde el Estado y desde los sectores económicos y políticos asociados. Capturan los gobiernos de turno, y también las oposiciones de turno, para usufructuar lo que en teoría debería pertenecer a la gente, a los venezolanos. Por tanto, el soberano debería organizarse para hacer respetar sus derechos. Para sacar a un gobierno que no solo no lo representa, sino que lo pretende esclavizar, explotando su propiedad como nunca antes. Pero también para empezar a controlar, a poner a derecho, a los partidos que dicen querer representarlo en una nueva gestión gubernamental, pero que no actúan para servirlo, sino para servirse a sí mismos -repuso-.
—Pero usted, como ministro de Planificación y jefe del gabinete económico con Chávez, durante once meses (entre 2002 y 2003), ¿también no es responsable de esta debacle político-económico-social?
—Buena pregunta, realmente salí con la frente en alto. Propuse e impulsé una economía de mercado. Con un Estado regulador y con justicia y solidaridad social. De hecho, el régimen cambiario que impulsé, de flotación limpia, de mercado puro y duro, ha sido el más exitoso de nuestra historia. Pero duró solo cinco meses. Pues luego vino el paro petrolero, que desbarató lo que yo impulsé, a pesar de que traté de llegar a acuerdos con el sector privado y la oposición. Cuando yo decía que si la gente cree que la cosa va a ir bien, la cosa va bien, hablaba en serio: si los agentes económicos se coordinan y generan expectativas adecuadas, lo que ocurre es lo que creen. Pues actúan en consecuencia. Y son sus acciones las que producen lo esperado, sus creencias se transforman en profecías autocumplidas -aseveró-.
“El caza rentismo es muy fuerte”
Dijo que para eso tenía que hablar con los líderes de opinión, “en el sector privado, y en la oposición. No solo bastaba un buen plan (que yo llamé “Plan de Consenso Nacional”). No funcionó la apertura que Chávez demostró con mi nombramiento, un economista del IESA, graduado en Chicago. No querían una economía de mercado, realmente. Sino seguir con el ‘caza rentismo’. Ahí fue cuando me di cuenta de que el entramado de intereses del ‘caza rentismo’ era demasiado grande en Venezuela”. “Fueron los que en realidad sacaron a Carlos Andrés Pérez en su segundo mandato, que quería arreglar la economía, como yo mismo. Y son los enemigos nuestros ahora, contra los cuales debemos organizarnos, la sociedad civil autónoma, representativa de los dolientes, más allá de los partidos. Para que los partidos la sirvan realmente, como debe ser en una democracia verdadera”.
—¿Usted salió del Gobierno luego del paro petrolero?
—En efecto. Cuando no obtuve apoyo, mi plan fracasó. Y Chávez interpretó lo que pasó bajo la égida de Fidel Castro, quien le dijo que lo quería tumbar el capital, el imperialismo. En contra de los trabajadores, los proletarios. Y contra los nacionales. Erró en este diagnóstico, pues la contradicción en Venezuela era, en ese entonces, entre los ‘caza renta’ y el resto de los venezolanos, ‘caza-rentas’ nacionales e internacionales; claro, incluyendo a Cuba, que se valió de eso para meterse de lleno en nuestro país, para usufructuar también la renta petrolera, como parte del cartel de mafias ‘caza renta’ que nos domina -repuso-.
—¿ Qué está planteado ahora?
—La situación ha llegado a tal grado que el abismo tiene su parte buena: hemos identificado al verdadero enemigo. Y conocemos sus debilidades. Y podemos derrotarlo si nos organizamos. Y podemos curar la enfermedad que tenemos (con un fondo petrolero tipo Noruega). Pero para eso, la sociedad civil debe estar fuerte. Llamar a los partidos a luchar con ella. Y a la Fuerza Armada que quiere recuperar al país. Y a la comunidad internacional que quiere ayudarnos, y no subyugarnos, para entrar con ella en una relación de mutua conveniencia -aseveró-.
“Salir del Gobierno con votos”
Para Felipe Pérez Martí, “en este juego de facto no se sale con votos administrados por el Gobierno. Esta es una lucha, más que de jure, de facto. Lo bueno es que el Gobierno no domina a la Fuerza Armada, que está contra él en más de un 80 %, según datos fidedignos que las élites manejan. Es falso que el Gobierno domina este bastión de apoyo. Sí domina el aparato represivo. Pero esto es natural en un juego de este tipo, pues el jugador débil alardea de que tiene fuerza, como el bluf en el juego de póquer. Creerse esto es nefasto, además de erróneo. Pues quien gana este juego es quien tiene más fuerza relativa. No quien alardea falsamente de fuerza (a menos que el contrincante se lo crea, como ocurrió con la MUD”.
—¿ En qué consiste el pacto republicano, cómo saldría Maduro con esto?
—El PR es como el pacto de Punto Fijo, pero fortalecido: no sería solo una alianza de largo plazo de partidos. Que en nuestro contexto de rentismo pueden ser capturados, como lo fueron hacia el final, por la cleptocracia, que generó el desastre que explica la insurgencia política de Chávez. Ese pacto debe incluir a la sociedad civil, los dolientes, que controlen sus posibles desvíos. Además, el de Punto Fijo no incluyó a los militares, aun cuando son jugadores políticos determinantes -dijo-.
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