La ruina de PDVSA tiene dos responsables principales: Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Despilfarraron cerca un billón y medio de dólares. Acabaron con la posibilidad de un gran Fondo de a Estabilización Macroeconómica. Impidieron el desarrollo económico. Exacerbaron el populismo. Hundieron en el hambre y la miseria a 30 millones de venezolanos. El brutal declive de la producción petrolera en Venezuela es irreversible en el corto plazo. Se acentuará mientras dure este gobierno fallido hasta colapsar completamente. PDVSA está destruida. Las causas son conocidas.
La administración de Chávez/ Maduro recibió alrededor de un billón y medio de dólares en ingresos por concepto de petróleo. Un monto suficiente para incrementar la capacidad productiva en el sector real de la economía y haber creado un fondo de estabilización macroeconómica. Con esa suma se pudo generar un proyecto de internacionalización de la industria petrolera para garantizar las inversiones necesarias, incorporar tecnología de punta, aumentar su productividad e incentivar su desarrollo aguas arriba y aguas abajo. Un esfuerzo que hoy podría generar un flujo de divisas que permitiese el crecimiento económico sostenido del pais.
Hoy por hoy, la gestión del binomio Chávez/Maduro luce las cifras de ruina más desalentadoras de la historia post petrolera de Venezuela. Analicemos sus causas. Hay que abrir los ojos a los dirigentes del futuro sobre la necesidad de adoptar nuevas visiones diametralmente opuestas en la estrategia para planificar asertivamente un futuro mejor.
Perversión estratégica
La estrategia de estos gobiernos fallidos ha sido utilizar los recursos para preservar el poder a toda costa bajo un estatismo y un populismo exacerbado, al que poco le importó potenciar las fortalezas de la industria en pro de su crecimiento económico y desarrollo industrial.
Si el propósito es ajeno a su naturaleza, difícilmente sea posible su expansión.
PDVSA al ser un medio económico para fines políticos se convirtió en la caja chica y negra del Estado venezolano.
Esa visión condujo al despilfarro y utilización de los recursos generados en misiones sociales, gasto improductivo para alimentar el apetito de imagen política y la compra de conciencia dentro y fuera del país.
Petrocaribe es un ejemplo de la ambición de ese proyecto, una vía destinada a garantizar la expatriación de divisas de origen petrolero sin contraprestación alguna para el logro de respaldo político internacional.
Los anti valores se impusieron. La práctica política se deformó en complicidad, ausencia de ética, impunidad, corrupción.
Lamentables resultados operativos
1- Desmantelamiento de la industria. Las distorsiones en su funcionalidad y la ausencia de inversión condujeron al desmantelamiento progresivo de la industria en todas las fases de la producción.
2- Alianzas muy desventajosas. Se materializaron los convenios financieros de suministros más desfavorables de la industria como el convenio con China que reduce a 5 $ por barril el pago del petróleo venezolano.
3- Desidia gerencial. Se abandonaron todas las prácticas e iniciativas para promover la meritocracia, rendición de cuentas, sistemas electrónicos para compras corporativas, contabilidad ajustada a estándares internacionales, desde los primeros años de Chávez.
4-Descuido del proceso productivo. El control de calidad en todas las fases se dejó de lado, así como las instalaciones, infraestructura, mantenimiento, seguridad industrial. Ya en el 2009 no había lodo de perforación: un fluido básico para este proceso.
5- Abandono de la industria. Ocurrieron hechos tan deplorables como la inactividad de las plataformas por falta de repuestos y se desvalijaron instalaciones de la industria por bandas criminales.
6- Rupturas estratégicas. Se suprimieron consorcios como Wilpro en el 2009 que manejaba un complejo de inyección de gas en “El Furrial” que producía 453.000 barriles diarios y al nacionalizarlo su producción bajó a menos de la mitad. Empresas necesarias, como Halliburton y Schlumberger reducen sus operaciones en PDVSA por falta de pago.
7- Se politizó la industria. La nómina se triplicó, la burocracia produjo un aumento de personal sin acreditaciones académicas.
8- Militarización de la industria. Se produjo un desplazamiento del capital humano valioso de la industria que emigró en busca de nuevas oportunidades sustituyéndose por una plantilla de militares y civiles inexpertos puestos para preservar lealtades a costa de intercambios de lucro. El último nombramiento fue a raíz de un desfalco de 35.000 millones de $, sin resultados.
9- Caos empresarial. El único resultado que está administración luce es la extracción más baja del mundo que sólo puede comercializar el 0,5 % de sus reservas probadas.
Hay que salir del caos
PDVSA está a las puertas del declive más profundo de su historia, un cierre técnico por falta de flujo de caja que amenaza con colapsar todas sus operaciones y exponer al país a embargos internacionales.
Comenzar con un plan de privatización y apertura para inversores internacionales pasa por tratar cada área enferma de la industria como si se fuese un paciente en coma en la unidad de cuidados intensivos.
La historia por más caótica que haya sido debe servirnos como aprendizaje para no cometer más errores y enmendar. Acusar a estos responsables de traición a la patria (congelar todos sus activos) debería ser parte del comienzo para evitar la impunidad.
La impunidad del hambre y la miseria de mas de 30.000.000 de venezolanos.
Rosana Sosa García es PhD en Economía