Pocos días atrás, el Instituto de Estudios Fronterizos (IDEFV) y el Frente Institucional Militar (FIM), suscribieron un importante manifiesto en defensa del Esequibo. La consabida y pavorosa crisis que nos aqueja, no autoriza a soslayar la grave situación planteada al este de una República que, por cierto, deseamos que sea tal.
Destaquemos, los especialistas coinciden en un diagnóstico necesario de reivindicar ante las inventivas, falsificaciones y confusiones de un régimen negligente que, por ejemplo, ha insistido en la exclusiva y artera conspiración de una de las transnacionales del petróleo, soslayando a la otra que tiene por origen un país con el que ha hipotecado nuestros recursos naturales, a propósito de los intereses que emergen – novedosos – de la Fachada Atlántica. Insólito, todavía recordamos una nota de protesta decidida y glosada por el ex – canciller Maduro Moros, destinada a la Exxon Mobil, en lugar del gobierno de Georgetown.
E, igualmente, a través del didáctico documento en cuestión, denuncian la violación del Acuerdo de Ginebra por la vecina Guyana que ha otorgado sendas concesiones, realizando actos y actividades en el Territorio Esequibo y sus aguas marinas. Proponiendo el inmediato desalojo, así como la impugnación de la conocida remisión del caso a la Corte Internacional de Justicia, aspiran a la “reivindicación jurídica del Territorio Esequibo o Guayana Esequiba como el Estado Bolivariano de Venezuela: MANUEL PIAR, todo ello en salvaguarda
de la Justicia, el Honor Nacional y la Paz Internacional”.
De nuevo, la sociedad civil organizada, incluyendo a los profesionales de las armas en situación de retiro, planteando el problema, impide que sea obviado, traspapelado o diluido en el marco de otros parecidos, en el extenso abanico de nuestras emergencias. En lo personal, no concebimos la existencia de organizaciones, incluso, partidistas, que no expresen sus inquietudes al respecto o se entretengan con el asunto, acaso, como un divertimento privado o presto a otros fines.
Por lo demás, la sola manifestación de entidades tan importantes como el IDEF y el FIM, en tiempos de normalidad democrática, hubiese obligado a las instituciones del Estado a responderles, abriendo sus puertas para un trabajo provechoso y compartido. Por lo menos, desde la Fracción 16 de Julio de la Asamblea Nacional, nos motivan a seguir el camino en la defensa de la integridad territorial, sabiéndola una tarea de toda la ciudadanía.