Las penurias de los venezolanos van en aumento descomunal. El nivel de deterioro del país es devastador: los apagones eléctricos son más largos cada día, los precios de la comida aumentan con el pasar de las horas, colas interminables para echar gasolina, días enteros para que los abuelos puedan cobrar su pensión de hambre, bancos donde no hay plata y farmacias donde no hay medicinas, la basura le roba las aceras a los transeúntes y el transporte público brilla por su ausencia. Una realidad que nos devora todos los días con la sensación de abandono a cuestas. Y es que nuestra dirigencia opositora se mantiene en un silencio que espanta, que da miedo. Un silencio ensordecedor que dice más que mil palabras. Un silencio que golpea fuerte porque reina cuando más los necesitamos.
Hablaron hace dos meses. Decidieron por nosotros transitar el camino de la abstención. Pero en medio de tanta calamidad, ¿cómo nos piden que nos mantengamos pasivos? ¿Cómo nos piden que ni siquiera intentemos arrancar de raíz la causa de nuestro mal vivir? ¿Con qué cara nos piden, quienes han sido nuestros líderes políticos, que a menos de un mes y después de 20 años de brega, no castiguemos con nuestro voto a quien nos ha sumergido entre tanta miseria? ¿Cómo nos piden que nos quedemos cruzados de brazos viendo cómo este gobierno nos chupa hasta la sangre?
Le hablo a usted, Henrique Capriles. Fue el líder de la mejor campaña electoral de Venezuela en los últimos 20 años. Yo voté por usted, al igual que millones de venezolanos que nos contagiamos de sonrisas y de la esperanza en un futuro mejor. Sabe que Nicolás Maduro es perfectamente derrotable. En esa elección de 2013, pese al dolor de la gente por la reciente muerte de Chávez, le tumbó al oficialismo casi 800.000 votos en apenas 11 días. En ese entonces su jefe de campaña fue Henri Falcón, ¿por qué ahora no lo acompaña en su cruzada por Venezuela? No se deje llevar por el radicalismo y la soberbia que han invadido a su partido, Primero Justicia. La abstención no es el camino y todavía estamos a tiempo.
Le hablo a usted, Manuel Rosales. Su trayectoria como político no pega con la abstención. Siempre ha defendido la participación cívica, ciudadana y electoral como única vía para salir de este gobierno. En 2005 fue el último en plegarse al llamado de abstención en las elecciones a la Asamblea Nacional porque no cree en esa vía. De hecho, un año después se lanzó a las calles del país como candidato presidencial y recuperó la confianza en el voto, abriendo el camino para frenar, por la vía electoral, las intenciones de Hugo Chávez de implementar una serie de reformas que tanto daño le harían al país. Su partido está muy lejos de parecerse al ala radical de la MUD, que lanza alaridos de abstención como si con eso obtendríamos algún beneficio en la lucha contra el gobierno, que en definitiva es nuestra propia lucha por sobrevivir. La abstención no es el camino y todavía estamos a tiempo.
Le hablo a usted, María Corina Machado. No es tiempo de radicalismos. No es tiempo de abandonar el juego político para abstenerse. Por el contrario, es el momento de sumar voluntades en torno al voto como única herramienta para sacar al gobierno. Esperar que Nicolás Maduro dimita es albergar la esperanza de que le entren cinco minutos de conciencia, y eso nunca va a pasar. La abstención no es el camino y todavía estamos a tiempo.
Le hablo a usted, Henry Ramos Allup. Gallo jugado que rescató de las cenizas a su partido, Acción Democrática, para convertirlo en la primera fuerza política del país a punta de ganar elecciones. Tiene en su currículo el amargo sabor de una derrota que se extendió por 10 años, desde 2005 cuando lideró el llamado de abstención para las parlamentarias, hasta 2015 cuando fue pieza fundamental en la unión opositora para alcanzar una victoria aplastante en la Asamblea Nacional. La opción de no votar ya debería ser etapa aprendida y superada. La abstención no es el camino y todavía estamos a tiempo.
Señores de la Unidad Democrática, hoy les toca rectificar. Sólo tienen tres semanas para repensar la estrategia y asegurar el cambio de gobierno en el país. Deben romper la abstención y llamar al voto. Los venezolanos no podemos más. Hemos hecho todo lo que nos han pedido en estos años de lucha, pero ya no hay mortal que aguante esta grosería de país.
A ustedes no les faltan las tres comidas del día ni las meriendas, al pueblo sí. Ustedes no padecen la crisis eléctrica porque lo más seguro es que tengan planta o porque en Caracas no se interrumpe el servicio, el pueblo sí. Ninguno de ustedes vive el calvario del transporte público, el pueblo sí. No padecen de la inseguridad desbordada porque tienen personal de seguridad, pero el pueblo sí. A ustedes les alcanza la plata para abastecer sus despensas, pagar los estudios de los hijos, para gastos extras y de entretenimiento, pero al pueblo no.
Muchos de los suyos se han ido de Venezuela y van de país en país con todos los gastos pagos, pero el pueblo de a pie sigue aquí aguantando la pela, intentando sobrevivir todos los días. Créanme que hasta los entiendo. Desde esa óptica y con todos esos privilegios de seguro que hasta yo impulsaría la abstención, pero resulta que estoy del otro lado, del lado de los millones de venezolanos que se los come la tristeza porque sus hijos tuvieron que irse a tierras lejanas; del lado de los que ya no sabemos por donde seguir recortando el presupuesto para medianamente alimentarnos. Estoy del lado de los millones de zulianos que pasamos hasta 20 horas al día sin luz y de los millones que hemos hecho todo lo que ustedes, líderes opositores, nos han pedido durante esta lucha.
Ahora soy yo quien les pide un poquito de entendimiento, de cordura y de empatía para con nosotros, los sobrevivientes de esta catástrofe. Únanse como ustedes saben hacerlo, en un bloque indivisible, y salgamos a votar el 20 de mayo. Ni dimisión, ni intervención extranjera, ni alzamiento militar, ni la comunidad internacional, y mucho menos la abstención, le pondrán fin a esta tragedia nacional. Sólo nosotros, con el voto masivo, en 25 días podremos cambiar nuestra historia.
@gladyssocorro