Sir Winston Churchill, político, militar, estratega, reconocido Estadista británico, mente brillante, víctima de placeres mundanos, decidido baluarte en la lucha contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial y firme combatiente del comunismo, afirmó hace ya casi 75 años durante su visita a la Universidad de Harvard, algo que tal vez en ese momento sonaba lejano, improbable o inclusive impensable para una sociedad que en ese entonces solo concebía el dominio a través de la expansión territorial, y como el visionario que era, se aventuró a afirmar que “Los Imperios del Futuro serían los Imperios de la Mente”, refiriéndose con clara anticipación al hecho de que en el futuro el poder residiría no en aquellos que dominaran las tierras, sino en quienes tuviese el dominio de las ideas y por ende de las creaciones.
Como siempre, el tiempo, ese factor implacable que acompaña la evolución y es testigo imparcial de como resultan las cosas, dio la razón a Sir Churchill y sobran hoy día los ejemplos de naciones con inmensas extensiones territoriales y amplísimos recursos naturales que han derivado en economías paupérrimas; frente a modelos de naciones que aún con defectos y problemas, han logrado convertir sus pequeños territorios carentes de las gracias de la naturaleza, en verdaderos paradigmas de prosperidad y bienestar colectivo. Para entender tal realidad, basta comparar a nuestra amada Venezuela, tierra bendita por la gracia de la naturaleza, con 900 mil Km2 de territorio, casi 32 millones de habitantes y abundantes recursos energéticos y minerales, con la pequeña República de Singapur, uno de los denominados 4 Tigres Asiáticos que se han traducido en milagros económicos, en este caso con apenas poco más de 721 Km2, algo más de 5 millones de habitantes y sin ningún recurso natural aprovechable.
Más allá de las inmensas distancias que colocan a Singapur a un territorio poseedor de índices envidiables, colocándole siempre entre los cinco primeros destinos de naciones tecnológicas, de mejor potencial de inversión, competitividad, como extraordinario centro financiero y comercial y con una de las mejores estadísticas de desarrollo humano, incluyendo sus altos rankings en educación, salud pública, expectativas de vida, calidad de vida y seguridad personal; un solo dato relevante nos permite evaluar sin mayores discusiones cuál modelo es de mayor beneficio para el individuo y para la sociedad en general. Así, encontramos que Singapur dispone de un ingreso anual promedio per cápita de casi CINCUENTA Y TRES MIL DOLARES (USD $ 53,000.00), mientras que acá en esta tierra sin estadísticas creíbles ni confiables, solo podemos afirmar que el salario al que accede la mayoría de la población, es decir, al salario mínimo integral, apenas alcanza oficialmente bajo el esquema DICOM a TREINTA Y OCHO DOLARES (USD $ 38.00) mensuales, es decir, apenas poco más de UN DÓLAR (USD $ 1.00) diario; y ni hablar de cuanto representa en realidad, pues se dice y se percibe, en DIEZ CENTAVOS, si, USD $ 0.10.
Singapur y otros tantos ejemplos, son justamente eso que Churchil denominó los “Imperios de la Mente”. Este pequeño país es hoy día el séptimo en el ranking global de innovación y el primero en ese índice en el Sudeste asiático, mientras que Venezuela, no por falta de innovación sino por la ausencia de información estadística confiable, no está siquiera medida en ese estudio que incluye a 127 naciones y que permite evaluar donde se está y por tanto fijar un mapa de ruta para establecer las correcciones a que haya lugar para potenciar la creatividad.
Pese a los obstáculos y a pesar de todo cuanto se hace desde las posiciones de poder que van en contravía al desarrollo, en Venezuela nos encontramos por cada rincón y por cada esquina con iniciativas y emprendimientos extraordinarios que demuestran que la “Venezuela Creativa” no solo existe sino que vibra, avanza y se impone a las infinitas dificultades. La “Venezuela Creativa” es ética, es decente, innovadora y por tanto donde esté presente genera empleos de calidad y proyecta bienestar en cualquiera sea el entorno donde se establezca.
La “Venezuela Creativa” no ha dejado de prepararse, de formarse y entiende y no tiene duda que solo un factor le separa del éxito y del despegue definitivo que permita desplegar toda su potencialidad; y ese elemento no es otro que un modelo de gobierno que no cree en ella y que trabaja sin descanso pero sin éxito en aniquilarla. De los tantos ejemplos que día tras día exhiben esos héroes creadores saldrá la superación de la crisis más terriblemente inexplicable que se haya visto en Latinoamérica, de allí se generarán los mejores empleos y las mejores reivindicaciones laborales de la región, y no solo volveremos al lado positivo de la estadística, sino que dejaremos al mundo boquiabierto ante lo que seguramente será conocido como “El Milagro Venezuela”.
Hoy 1ro de Mayo de 2018, desde esta tribuna saludamos al movimiento obrero venezolano que hoy muy poco tiene que celebrar y que hoy, despertando del engaño al que fue sometido por esa estafa socialista de la esperanza debe incorporarse activamente al esfuerzo de remoción del único obstáculo que limita el despegue de sus propias reivindicaciones y de la recompensa de ser parte de esa “Venezuela Creativa” a la que todos debemos aspirar.
Cástor González
Abogado
Presidente del Centro Popular de Formación Ciudadana (CPFC)
@castorgonzalez