Razones no hay, pero las ganas sobran, le comentaba a un angustiado cliente de Banesco unas horas antes de que se anunciara oficialmente la intervención de Banesco. Los argumentos esgrimidos son risibles para cualquiera que conozca de prevención de lavado de dinero. No pasa un mes sin que en alguna parte del mundo un supervisor revele que ha sancionado a una institución financiera por deficiencias en las medidas de prevención. Esta semana fue Danske Bank, en Dinamarca. Hace dos semanas fue el turno del Commonwealth Bank of Australia. Lo normal es que se apliquen sanciones monetarias (multas o pagos compensatorios) y, en algunos casos, se exija la remoción de algún funcionario específico, como le ocurrió a Paribas en febrero.
Por José Manuel Rotondaro / konzapata.com
En cambio, la intervención administrativa, como claramente lo establece la Ley de Bancos, se reserva para casos de insolvencia, es decir cuando el patrimonio de la institución ha caído por debajo del nivel que se considere adecuado para evitar pérdidas a los depositantes o al Estado.
Por supuesto, la detención de los directivos de un banco, arbitraría o no, es suficiente motivo para que los depositantes se espanten, los demás bancos le cierren las vitales líneas de crédito en el mercado interbancario y los grandes deudores dejen de pagar, a la expectativa de obtener descuentos en una eventual intervención.
Nicolás Maduro pareciera estar copiando la estrategia que ha venido usando Xi Jin Ping, el omnipotente líder chino, para doblegar a empresarios que considera demasiado independientes o poderosos: los detiene sin orden judicial y sin informar el hecho, mucho menos la causa. Luego de un tiempo, el empresario o reaparece con un discurso acoplado al gubernamental o es sometido a juicio.
Para Juan Carlos Escotet lo ocurrido no es una sorpresa. Desde hace varios años ha venido preparando su grupo para esta medida. Sus principales posesiones, por su valor en dólares, están fuera de Venezuela, con estructuras de propiedad paralelas (Europa, Estados Unidos y el resto) desconectadas, hasta donde se conoce, del banco venezolano.
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