“Curiosamente los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado.” Alberto Moravia
Es muy triste darse cuenta que después de 15 días de trabajo, tu salario solo te alcanza para comprar una docena de huevos, y además siempre bajo la amenaza directa del dependiente de la bodega que te espeta cuando cobra “hoy vale quinientos, a ver a como viene mañana”.
La mayoría de los venezolanos tenemos plena conciencia que este gobierno, en su hambre de poder acabo con el país. Todo está destruido, en mal estado, deteriorado y desvencijado. Ni la conciencia y el sentimiento ciudadano se salvan.
La cesta básica del venezolano alcanzó ya los 100 millones de Bolívares Fuertes que están a punto de morir a manos del nuevo Bolívar Soberano, que ya viene tan devaluado que hasta tres ceros perdió. Es una cruel realidad ser sabedores de que, necesitamos al día, tres salarios mínimos para subsistir. Así es amigo lector, tres salarios mínimos de los que acaba de decretar nuestro Presidente, por el cual debemos trabajar durante un mes.
Se me hace difícil creer que por más resistente e impermeable que sea la burbuja de poder que envuelve al mandatario y a sus más cercanos colaboradores, no les permita conocer la cruel y aplastante realidad que nos agobia.
Su ceguera y su sordera ante los problemas de la gente es un acto criminal. Pero, ¿Que decir entonces de quienes aún le siguen y dicen estar dispuestos a dar la vida por la revolución? ¿Es que acaso, esos fervientes seguidores, no han perdido peso de manera vertiginosa, no tienen que hacer colas, no se enferman y su ropa ya se empieza a adivinar raída tal como se ve ya la mía?
¿Cómo es que gente confesa abiertamente adversa al gobierno espera con ansiedad el fulano “monedero de la patria” para ver si les “cayo” tal o cual bono que no les alcanza ni para comprar medio pollo?
¿Qué nos pasó a los venezolanos? de ser un pueblo trabajador y emprendedor nos hemos convertido en un grupo de gente mendicante de las limosnas de un gobierno, que las entrega, nos controla y se ríe.
No tengo respuesta para esas preguntas, pero es alarmante que los ciudadanos hayamos visto como se fue deteriorando nuestra calidad de vida y como se destruyó un país con todas las condiciones para convertirse en la economía más pujante de América Latina en solo 20 años, sin que nos preocupáramos por nuestro futuro y el de nuestros hijos, pero más asombroso resulta que aún en medio de esta crisis brutal y asesina, solo nos dediquemos a ver cómo y con qué especulamos, de qué manera nos enchufamos o que “bono de la patria nos cae”.
Definitivamente el problema de Venezuela dejo de ser político… somos una sociedad enferma.
Caímos en la trampa del populismo, de la mediocridad y de las promesas vacías.
Está en nosotros decidir si nos quedamos en ella o salimos y sacamos al país con nosotros.
José Manuel Rodríguez Analista / Asesor Político [email protected] @joserodriguezasesor