Manifestantes que se oponen al Gobierno de Daniel Ortega salieron este martes a las calles de Managua a exigir justicia y el cese de la represión en las protestas que ya cumplen 21 días y ha cobrado la vida de al menos 47 personas, reseñó EFE.
La salida sur de Managua, una rotonda que se ha convertido en un cementerio y un santuario religioso para los manifestantes, es utilizado como punto de concentración para exigir a Ortega y a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo que dejen el poder.
Con banderas o carteles con frases rechazando el actual sistema de Gobierno el grupo de manifestantes se apostaron desde pasadas las 16.00 horas (22.00 GMT) en ese sitio para hacer visible a peatones y conductores su descontento.
La rotonda, que tenía al menos 40 cruces en honor a los fallecidos en las recientes protestas, esta mañana amaneció sin uno de esos símbolos y bañada de alquitrán por desconocidos que “quieren deslegitimar la lucha”, de acuerdo con fuentes estudiantiles.
Sin embargo, esta noche, nuevamente, fueron colocadas las cruces pintadas en azul o blanco con banderas de Nicaragua y flores de adorno.
Asimismo, instalaron la imagen de la virgen María al centro de la rotonda y un rótulo con la leyenda “La lucha sigue y la patria vive. Justicia para los muertos”.
En tanto, simpatizantes sandinistas también se manifestaron en las calles a unos 4 kilómetros de la manifestación antigobierno, constató Efe en un recorrido.
Nicaragua atraviesa una crisis que hoy cumple 21 días, debido a multitudinarias manifestaciones a favor y en contra del presidente Ortega, que comenzaron con protestas en rechazo a unas reformas a la seguridad social, que continuaron a pesar de que el mandatario revocó esos cambios.
Desde que comenzaron las manifestaciones los enfrentamientos violentos han causado al menos 47 muertos, la mayoría entre el 18 y el 22 de abril pasado, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), mientras que otras organizaciones humanitarias elevaron a 63 el número de los fallecidos.
Nicaragua está pendiente del comienzo del diálogo que protagonizarán el Gobierno y el sector privado, con la Conferencia Episcopal como mediadora, aunque todavía no se ha establecido una fecha para su celebración.