Para la obtención de ingresos que permitan la consecución del gasto público los municipios desarrollan varias gestiones, entre las que destaca la actividad tributaria –establecida por ley- y donde las Alcaldías se convierten en acreedor del sujeto pasivo, es decir el contribuyente, como consecuencia de la realización de este sujeto pasivo, de un hecho imponible
Por ejemplo a nivel local el impuesto a las actividades económicas grava el ingreso bruto, estableciéndose una serie de alícuotas a cobrar dependiendo de la actividad que realice el negocio o empresa, así pues, tenemos una alícuota distintas para una panadería, que para una farmacia.
Otros son, el impuesto a la propiedad inmobiliaria, publicidad y propaganda etc., todos con el mismo fin, financiar previa planificación, las prestaciones que teóricamente reciben los vecinos para el sostenimiento y mejora de la calidad de vida local
Adicionalmente existen las tasas que a diferencia de los impuestos, donde hay una prestación, en las tasas hay una contraprestación lo que quiere decir que el contribuyente recibe de manera inmediata o en muy breve plazo el beneficio por el pago de la misma. Por ejemplo, cuando usted paga la tasa del aseo urbano recibe la contraprestación del servicio de recolección de basura, en otro nivel de gobierno cuando usted paga la tasa del peaje debería recibir la contraprestación de una autopista en buen estado, alumbrada, sin huecos y con vigilancia. Otra diferencia radica en el carácter voluntario de la tasa y en el carácter obligatorio del pago del tributo.
Este comprimido resumen viene al caso porque en los últimos años hemos visto como se ha venido tergiversando los fines de cada uno, observando municipios donde resulta muy oneroso invertir debido a serios vicios de voracidad fiscal que alejan la inversión, el emprendimiento, el empleo y a final de cuentas la recaudación. Al parecer la política es obtener del bolsillo de los ciudadanos lo que no reciben del gobierno central vía situado constitucional.
En ese orden de ideas, no bastan las ofertas electorales que en la materia, ofrecen de forma demagógica y simplista, bajar los impuestos para atraer capitales, debemos ir más allá y trabajar en el diseño de municipios productivos, donde existan micro zonas económicas especiales, conglomerados empresariales con equipamiento urbano, servicios, accesibilidad a tecnología de punta, seguridad, donde sea una política de los gobiernos locales el fomento de alianzas publico privadas (APP) y donde coexistan las diversas formas de asociatividad.
Por supuesto hacen falta también acciones legislativas, que desde las cámaras municipales se pueden accionar, y sobre lo que ya hemos realzado varias propuestas sin conseguir la debida atención por cierto, hecho que ilustra el desinterés de ir armando el andamiaje jurídico del cambio que tanto requiere el país y que debe arrancar por los municipios.
Aunque parezca obvio, es vital que la información publica sea verdaderamente accesible, que interesante resultaría para un posible inversionista conocer las áreas de la vida publica local que recibirán un mayor porcentaje de los recursos descritos en la ordenanza de presupuesto, para así poder trazar una hoja de ruta sustentable de la inversión que este desea realizar
Las economías provenientes de los sistemas tributarios municipales deben promover la construcción de espacios igualitarios donde todos los ciudadanos tengan la misma oportunidad de acceso a bienes y servicios dignos y de calidad, las dadivas, el populismo y las medidas paternalistas en nada contribuyen a fomentar una adecuada cultura tributaria.
Hagamos lo posible por cambiar nuestros criterios de elección, un pendón ostentoso, el hecho que venga un dirigente de otro lugar a levantarle la mano a su candidato local no es el mejor baremo para representarnos. Hoy se hace impostergable la elección de figuras cuyo principal curriculum no sea la inacción y la falta de contenido.
Engelbert Rivero Montenegro
Sec de Asuntos Municipales
AD Carabobo
@engelbertrivero