Bajo el régimen de Nicolás Maduro, en Venezuela la libertad en unos comicios no es más que una utopía. El poder político perfecciona sus instrumentos de control social para garantizar votos a su favor, mientras la única oposición posible es aquella “aprobada” por el Gobierno y para ello cuenta con la ayuda y complicidad de los poderes Judicial y Electoral. Especialmente el Consejo Nacional Electoral (CNE) es un actor político en lugar de un árbitro imparcial, por ello cualquier votación que organice no será más que un simulacro de democracia, pues carecerá de cualquier garantía de transparencia.
Nota de prensa