Todo ser humano necesita mantener una correcta formación social, en lo que concierne a la necesidad de formar amistades y compartir en los grupos sociales. Es una exigencia de nuestra personalidad el hecho de hacer amigos, compartir momentos, crear empatía con otras personas y amplificar el sentido o apego social.
No obstante, en situaciones de crisis socioeconómicas nacionales agudas, las relaciones interpersonales son uno de los aspectos mayormente afectados, lo que conduce a que se vea afectado también el bienestar psicológico y emocional de las personas.
Durante los últimos años, con el agravamiento de la situación sociopolítica en Venezuela, muchos hogares y grupos sociales se han ido desmantelando poco a poco. Padres que ven partir a sus hijos a otras tierras en busca de mejoras en la calidad de vida, grupos de amigos afligidos despidiéndose en aeropuertos o terminales, y parejas sumidas en un abrazo que representa la separación, que para más dolor, no se sabe si será momentánea o definitiva.
La relación familiar, sin duda alguna la más importante en cada invididuo por representar la base de la formación personal, ha sido víctima de la disminución de reuniones familiares por la partida de los miembros del núcleo.
Expertos consideran que toda esta crisis ha llevado al venezolano a convertirse en una especie de “autómata que solamente vive para preocuparse por trabajar y conseguir alimentos”, dejando de lado el desarrollo de las relaciones interpersonales, el entretenimiento y la distracción, aun cuando todo esto acarrea posibles problemas psicológicos.
Amalio Belmonte, sociólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) considera que “la satisfacción de las reuniones sociales en Venezuela se ha vuelto algo imposible de realizar” y que “esta situación sólo lleva a que el venezolano se torne egoísta de manera involuntaria, sin querer”.
Considera que la razón por la cual se incrementó el “egoísmo involuntario” entre la sociedad venezolana es “porque también se acrecentó el fenómeno de la autopreservación, donde las reuniones se fueron diluyendo con el paso del tiempo por el temor a los elevados gastos económicos”.
“Algo tan simple como ir a tomarse un café con un acompañante es tan costoso que es difícil de llevar a cabo”, señaló Belmonte. Incluso, indicó también que “el ámbito familiar es otro de los grandes perjudicados, debido a que han disminuido las reuniones familiares en cada núcleo”.
De igual forma, ratificó que ante momentos de crisis como la que se vive en Venezuela, es probable que las personas saquen a relucir dos características resaltantes: la solidaridad o la autopreservación.
“Sí surge la solidaridad, las personas al verse golpeadas por la misma situación tratarán de brindarse apoyo unos con otros, mantiéndose unidos, caracterizándose por la nobleza personal. Sí surge la auto-preservación, las personas serán un tanto egoístas y tratarán solamente de pensar en si mismos, en el beneficio propio, se vuelven personas precavidas o limitadas”, explicó el especialista.
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