Lilith fue la primera mujer creada por Dios, mucho antes de Eva. Fue la primera esposa de Adán, pero no fue creada a partir de su cuerpo, sino de la misma tierra de la que nació él, lo que la hacía su compañera y su igual, no su subordinada.
“Y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces a Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada”, relata el libro del Génesis sobre la creación bíblica de la primera mujer en la faz de la tierra, Eva.
Una extendida interpretación rabínica considera que la referencia, en un versículo anterior, a que “Dios creó varón y hembra los creó”, significa que hubo otra mujer antes, la cual terminó abandonando el Paraíso. Según esta tradición judía, Lilith es esa mujer que precedió a Eva, una vez lejos de Adán, se convirtió en un demonio que rapta a los niños en sus cunas por la noche y una encarnación de la belleza maligna así como la madre del adulterio.
Según Kenneth Hanson, un profesor de la Universidad Central de Florida, se dedicó a estudiar todo lo referente a los textos excluidos de la Biblia, “Adán nunca estuvo solo. Tanto él como Lilith fueron creados al mismo tiempo, como seres separados e iguales. Desafortunadamente Adán no lo veía de esa manera”.
Cansada de ser tratada como inferior y de los maltratos de Adán, Lilith ideó un plan que la sacaría de una vez por todas del lugar que compartía con él; rompió una de las leyes sagradas del paraíso
Dios envió tres ángeles a buscarla y a pedirle que regresara: “Si ella accede a volver, será bueno. Si no, ella permitirá que cien de sus hijos mueran todos los días” les dijo, pero Lilith no deseaba volver bajo ninguna circunstancia, y desde entonces se convirtió en un ser indeseado.
Con información de: ABC / Culturizando