El ministro de Interior, Justicia y Paz, Néstor Reverol, confirmó la muerte de al menos 17 personas y cinco ciudadanos lesionados tras el estallido de un artefacto explosivo en el Club Los Cotorros, ubicado en El Paraíso de la ciudad capital.
Según Reverol, el suceso ocurrió durante un acto de graduación que se desarrollaba la madrugada de este sábado 16 de junio.
“Se originó una riña en horas de la madrugada y una de las personas involucradas en la riña lanzó un artificio lacrimógeno que originó la estampida de más de 500 personas que se encontraban en el club social (…), ocasionando el fallecimiento de 17 personas y cinco lesionados”, dijo el Ministro en contacto telefónico con Venezolana de Televisión.
Los únicos identificados hasta el momento son: Luis Eduardo Barrios, de 46 años; Jorhgen Alexander Castro, de 19; Luis Roniel Guerra Alfonso, de 19, y Marcos Javier Altuve Valenzuela, de 18 años.
También confirmó la detención de siete personas detenidas, entre ellas dos menores de edad y la encargada del establecimiento.
“Hasta el momento hay siete personas detenidas, entre ellos dos menores de edad, de acuerdo al testimonio de algunos testigos presenciales. También está detenida la encargada del establecimiento, ya que la ley para el desarme establece muy claro las medidas que se tienen que llevar a cabo para evitar el ingreso de armas y municiones a los recintos de acceso controlado”, anunció Reverol.
Por último, destacó que las investigaciones con respecto a este caso siguen en pie, en conjunto con el Ministerio Público, y aprovechó la oportunidad para enviar sus condolencias a todos los familiares y allegados de las víctimas.
Luego, en horas de la tarde informó vía twitter sobre la captura de otro adolescente, que sería responsable del lanzamiento de la bomba lacrimógena.
Según el periodista Darvinson Rojas, “la mayoría de fallecidos en el Club Los Cotorros de El Paraíso tenía entre 16 y 20 años. Algunos murieron asfixiados, otros por lesiones al intentar escapar del salón cuando activaron el explosivo”.
Al menos 11 de los cadáveres fueron trasladados al Hospital Pérez Carreño, también en el oeste de Caracas, donde el auxiliar de autopsia Noris Villanueva dijo que todos murieron por asfixia mecánica, no presentaban heridas y la mayoría eran menores de edad, según la Agencia de Noticias Reuters.
“Aquí no hay respuesta de nada, ni de la policía ni de los médicos”, dijo en el hospital Nilson Guerra, de 43 años y padre una de las víctimas, Luis, de 19 años. Lo único que sabe “es que el hijo mío esta muerto porque yo mismo lo ví” en la morgue del centro hospitalario. Otro de sus hijos de 17 años está hospitalizado, aseguró.
Kleiver Barrios, de 17 años, fue una de las víctimas mortales en el club social conocido como Los Cotorros, ubicado en la urbanización de El Paraíso.
“Se llevó, escondida, mi cédula de identidad (para entrar al local pese a ser menor de edad). Cosas de chamos, pero… Es terrible. ¿Cómo un muchacho, en una fiesta, va a tener una bomba lacrimógena?”, dijo a la AFP Luis, el padre del chico, en la morgue de Bello Monte, en el sur de Caracas.
A Kleiver le faltaba un año para graduarse de educación media y trabajaba junto a su padre en la carnicería de la familia.
“Era un chamo bueno”
El club, donde funciona de día el restaurante El Paraíso, un emblemático sitio de encuentro para la comunidad de emigrantes de Ecuador en Caracas, fue clausurado por las autoridades tras el suceso.
Viejos carteles de la campaña electoral del presidente Lenín Moreno se observan en la fachada.
La tragedia ocurrió cuando un grupo de jóvenes de distintos centros educativos celebraba su graduación del ciclo medio, expresó Reverol.
A la fiesta organizada bajo el nombre de “The Legacy”, Kleiver, quien estudiaba el cuarto de los cinco años de bachillerato, había acudido invitado por amigos.
“Era un chamo bueno. Le gustaban los deportes, el basquetbol, el béisbol”, lamenta su padre, quien recibió la noticia con una llamada telefónica a las tres de la madrugada. Se encontraba por trabajo fuera de Caracas, en el agropecuario estado Barinas, a unos 500 km de la capital.
Las muertes se debieron a asfixia y politraumatismos, de acuerdo con informes policiales oficiales.
Los lesionados son atendidos en el Hospital Pérez Carreño, en la zona donde se produjo el suceso, y Reverol advirtió que uno de ellos se encuentra en condición crítica.
Lacrimógenas en la calle
En el último año se han registrado varios incidentes con gases lacrimógenos en Venezuela, que no habían dejado víctimas.
Tres bombas lacrimógenas estallaron en febrero pasado en estaciones del metro de Caracas, en lo que autoridades calificaron como un acto de “sabotaje” para generar “zozobra”.
El 19 de febrero estalló un artefacto en la estación de Capuchinos, en el oeste de la ciudad. Otro más fue lanzado en Petare, una enorme barriada popular del este de Caracas.
En los días previos otro había explotado en Plaza Venezuela, punto de enlace de las principales líneas del estatal servicio de transporte subterráneo, que moviliza a diario a unos dos millones de usuarios.
Sedes de medios de comunicación, como El Nacional, el diario opositor más importante del país, también han sido víctimas de ataques con lacrimógenas, instrumentos de estricto uso policial y militar.
Según versiones de prensa, muchos de esos artefactos y armas van a parar a manos de civiles por robos y debido a la corrupción de policías y militares, y son usados con frecuencia por delincuentes.