En 2014 un Raúl Castro que impulsaba las reformas económicas más profundas después de la instauración del sistema socialista en Cuba inauguraba, rodeado de sus aliados Dilma Rousseff, Evo Morales y Nicolás Maduro, el mayor proyecto de su mandato, la creación de una Zona Especial de Desarrollo en el puerto de Mariel.
Por Mario J. Pentón en 14ymedio
Cuatro años y la inversión brasileña de más de 1.000 millones de dólares después, la zona que prometía convertir a Cuba en el Hong Kong caribeño languidece a la espera de inversionistas, según Emilio Morales, director de Havana Consulting Group.
“La idea de hacer una zona especial en el puerto de Mariel es buena. El problema ha estado en la gestión. Ningún país de América Latina ha tenido en dos años (gracias al deshielo) la cantidad de empresarios, presidentes y delegaciones que han visitado Cuba, pero no lo supieron aprovechar”, dice Morales en conversación telefónica con14ymedio.
Mariel se construyó en un momento en que el deshielo diplomático con Estados Unidos permitía prever el fin del embargo. El puerto más moderno del Caribe podría acoger los enormes buques postpanamax para los cuales se acondicionó el canal de entrada del puerto con más de 17 metros de profundidad y se construyó una moderna Terminal de Contenedores.
Discurso de Raúl Castro al momento de inaugurar la ZED Mariel
La resistencia de los republicanos en el Congreso a levantar las sanciones, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y la mengua en el intercambio comercial con Caracas, que según la mayoría de los expertos subsidiaba la maltrecha economía de la Isla están dando al traste con el proyecto estrella de Raúl Castro.
La economía cubana, rígidamente controlada desde el poder, sigue siendo ineficiente. La gestión de los negocios en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel (ZEDM) la realizan funcionarios del Estado. “La empresa privada es esencial para el desarrollo futuro de Cuba y de Mariel. Como el único dueño es el Estado a nadie le duele tomar una decisión equivocada. El dinero no es tuyo, ni el riesgo, por lo tanto, queda en algo abstracto que se llama el Estado”, agrega Morales.
Al cierre del pasado marzo sólo había 35 empresas aprobadas (de ellas cinco cubanas) de las cuales 10 estaban en funcionamiento y 25 en proceso de inversión. El diario oficial Granma publicó que hasta el momento la ZEDM ha captado 1.191 millones de dólares, apenas un 9,5% de los 12.500 millones de dólares que se había planificado a razón de 2.500 por año.
Las causas del pobre rendimiento de la zona industrial que prometía acelerar la economía nacional hay que buscarla en “una burocracia excesiva, un complicado proceso de toma de decisiones que ralentiza el seguimiento de las ofertas de inversión de las empresas extranjeras, y retrasos en la finalización de la infraestructura”, destaca Morales en un artículo recientemente publicado en Martí Noticias.
El propio Gobierno reconoció en marzo que la ZEDM no va “todo lo rápido” que necesita el país. El presidente Miguel Díaz-Canel chequeó esta semana el programa de inversiones extranjeras y exportaciones junto a un grupo de ministros y funcionarios del sector.
“Hay que hacer las cosas más factibles, más viables, menos engorrosas”, enfatizó el presidente en relación a las trabas que ralentizan los procesos inversionistas. Díaz-Canel expresó posteriormente su desconcierto sobre la lentitud con que se aplican decisiones en este sentido que han sido tomadas en el Consejo de Ministros o en la Asamblea Nacional.
Las obras de Mariel fueron financiadas por el Estado brasileño, en aquel momento gobernado por el Partido de los Trabajadores, afín a La Habana. El contrato multimillonario estuvo a cargo de Odebrecht, la misma compañía que hizo temblar los cimientos de muchos gobiernos corruptos en latinoamérica por sus prácticas de sobornos para asegurarse contratos públicos. En Cuba no se ha abierto hasta la fecha ninguna investigación relacionada con la multinacional.
Para Emilio Morales, buena parte del fracaso de Mariel se puede apreciar en la pequeña cantidad de puestos de trabajo que ha logrado. “Este proyecto estatal sólo ha creado 4.888 puestos de trabajo, frente a los más de 570.000 que nacieron tras la apertura a la pequeña empresa privada” (cuentapropismo en Cuba), dice, justificando su idea de la apertura al sector privado dentro de la Isla.
“No puede ser posible que creen una zona económica especial en Mariel y dejen fuera a los mismos cubanos, sin posibilidades para invertir en ella. Primero deberían ser privilegiados los empresarios nacionales y luego los extranjeros”, resalta.
La empresa estadounidense Cleber LLC, la primera empresa con capital 100% norteamericano que iba a estar en Mariel, terminó siendo rechazada por el Gobierno cubano.El proyecto del empresario cubanoamericano Saul Berenthal y su socio Horace Clemmons buscaba ensamblar tractores (llamados Oggun) destinados a pequeños agricultores para sacar el campo de la improductividad.
ariel tenía varias perspectivas: primero procesar el petróleo de la zona norte de Cuba, crear parques industriales con facilidades de importación y repatriación de capitales. Por otra parte la posición geográfica de Cuba la sitúa en el centro de grandes rutas, lo que podría facilitar el establecimiento de una zona de libre comercio”, dice Morales. Todas esas oportunidades siguen presentes, pero el peso del Estado las ahoga.
La Zona Especial de Desarrollo de Mariel fue inaugurada durante la II Cumbre de la Celac en 2014, un organismo internacional impulsado desde la Venezuela socialista de Hugo Chávez excluyendo a Estados Unidos y Canadá. Cuatro años después, la Celac está desmembrándose, Chávez muerto, Venezuela sumida en una crisis sin precedentes y la mayor parte de los Gobiernos de la región (incluido el brasileño) cambiaron de signo ideológico.
“Las decisiones políticas no pueden seguir rigiendo la economía cubana porque el mercado tiene sus propias reglas. El Estado tiene que -como les aconsejaron los vietnamitas- liberar las fuerzas productivas de la nación y no querer absorberlo todo”, dice Morales.