Manuel Guanipa Matos dedicó su corta vida a la política. Fue un político de principios. Y fue un político de acción. Muy joven asumió la política como servicio, servicio al hombre y a todos los hombres, al bien común. En su Encíclica Dios es Amor, Benedicto XVI afirma que “…la justicia es el objeto y, por tanto, también la medida intrínseca de toda política. La política es más que una simple técnica para determinar los ordenamientos públicos: su origen y su meta están precisamente en la justicia, y ésta es de naturaleza ética.”
Así vio la política Manolo. Así debemos verla todos, en momentos en los que Venezuela se encuentra secuestrada por unos irresponsables que se creen con derecho a someter desde el Estado a la sociedad. El mal existe y gobierna a Venezuela. En nosotros está ejercer los mecanismos de presión para lograr el cambio indispensable.
Todo pasa, en principio, por una actitud personal. Este es tiempo de definiciones. No es tiempo de acostumbrarse, de cohabitar y mucho menos de subordinarse ni al dictador, que organizó la farsa del 20 de mayo; ni a esa írrita Asamblea Nacional Constituyente.
Bajo esa premisa, es necesario reorganizar y relanzar la Unidad. La unidad grande. La unidad con claridad de miras. La unidad ya no puede ser únicamente electoral, menos cuando nos toca luchar por rescatar el voto como herramienta fundamental de la democracia. La unidad grande debe servir para organizarnos, para construir un proyecto de país, para generar transición y gobernabilidad, necesarias apenas logremos el cambio.
Mientras tanto, debemos darle rienda suelta a la democracia interna para escoger el liderazgo que interprete los anhelos, las esperanzas de los ciudadanos venezolanos. Un liderazgo legitimado por la mayoría de nuestros compatriotas.
Asimismo, debemos ejercer diversos mecanismos de presión para lograr la implosión del régimen dictatorial que tanto daño nos ha hecho. La presión interna debe ser política, social y militar. La presión económica se la hace la misma dictadura por sus errores, ineficiencias y corrupciones. En ese tema la dictadura ha sido contumaz.
La presión política se impulsa en la lucha de la Asamblea Nacional, en la profundización de la protesta política popular y en el esfuerzo del Frente Amplio Venezuela Libre, expresión de toda la sociedad venezolana consciente de la necesidad de salvar a Venezuela.
La presión social es algo que está allí, que late a diario. En Venezuela se producen centenares de protestas cada día. La tragedia que vivimos produce la molestia y manifestación de los ciudadanos. Pero esa presión será radicalmente más efectiva cuando la articulemos, la politicemos y la comuniquemos.
La presión militar es también una realidad. El hecho de que se cuenten por centenares los oficiales de la Fuerza Armada que han sido apresados o perseguidos, es una demostración de que hay una reserva moral en ese estamento militar que lucha por el rescate de la constitucionalidad y la institucionalidad del factor castrense venezolano.
En cuanto a la presión internacional mucho hemos logrado. Quizá no tenemos idea de la dimensión que ha adquirido el caso Venezuela alrededor del mundo. No estamos solos. La mayoría de los países de todo el mundo están activos en la necesaria lucha por el rescate de nuestra democracia, lo cual es obligación suscrita en diversos tratados.
Lograr que confluyan todos los mecanismos de presión descritos, puede hacer que este régimen implosione y que consigamos la salida del dictador y la reconstrucción de nuestra patria.
En su juventud Manuel Guanipa Matos, junto a los padres de la democracia y a las generaciones siguientes, luchó por instaurar y realizar la democracia. Es necesario que sepamos que honrar el compromiso de devolverles el favor luchando en esta adversidad, es un deber en sí mismo. No hay espacio para el desánimo. Venezuela va a librarse de esta tragedia y en unidad vamos a trabajar día y noche en la reconstrucción de nuestra querida nación. Vamos a atrevernos a soñar. Vamos a hacer esos sueños realidad.
@JuanPGuanipa