Inglaterra se negó a seguir la estela de los grandes equipos que disputan la Copa del Mundo: Caer o empatar frente a selecciones bien paradas y con talentos desconocidos. Los Tres Leones apelaron por la heróica, y de la mano de Harry Kane, superaron 2-1 a una gran selección de Túnez que nunca bajó los brazos.
Lucho Suárez | LaPatilla.com
Los dirigidos por Gareth Southgate fueron a lo suyo desde el comienzo, una aplanadora: Con ofensivas veloces de sus habilidosos extremos, los ingleses se hicieron sentir temprano, y la presión causada en el área tunecina hizo efecto en el 10′, cuando Harry Kane cogió un rebote del guardameta africano tras un cabezazo de John Stones, y con sutileza, solo tuvo que colocar su pie para empujar la esférica al fondo de las redes, todo un killer.
Los ingleses quitaron el pie del acelerador y permitieron que los africanos tomaran confianza
Para sorpresa de muchos, los británicos que vistieron de rojo en el Volgograd Arena, cometieron un penal que por la vía de Walker, para muchos puede ser absurdo, y Ferjani Sassi no pestañeó para enviar a guardar la caprichosa y sumar la igualdad en la pizarra.
El partido se acaba cuando el árbitro pita el final
La escuadra británica arremetió en diversas ocasiones en contra de la meta custodiada por Ben Mustapha, pero la verdad fue que, el pobre aguantó demasiado.
La llegada del último minuto fue lapidaria para los africanos, Harry Kane volvió a aparecer en escena para sentenciar el resultado con un gran testarazo tras recibir un pase peinado de mollera, cumpliéndose así el popular dicho futbolero que narra “dos cabezazos en el área son gol“.
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