El VAR volvió a tomar protagonismo en un encuentro que se desarrolló de forma lenta y trabada. Suecia consiguió imponerse 1-0 sobre una deficiente Selección de Corea del Sur gracias a una pena máxima convertida por Andreas Granqvist en el 65′.
Lucho Suárez | LaPatilla.com
Puede que asiáticos y escandinavos protagonizaran el encuentro más trabado, futbolísticamente, de la Copa del Mundo. En un principio, ambos combinados nacionales se respetaron y se limitaron a atacar con tímidas ofensivas; los suecos proponían un juego horizontal, de dominio, mientras que los surcoreanos buscaban escapar con una presión exhaustiva y rápidas contras.
A lo largo de la primera mitad se pudo contabilizar solo un par de disparos al arco los cuales fueron interceptados por el guardameta oriental Cho Hyun-Woo.
En el comienzo del tiempo de complemento, tanto auriazules como blancos cedieron espacios y el partido momentáneamente presentó destellos de verticalidad, y dicho atrevimiento en ofensiva dio beneficios a los dirigidos por Jannen Anderson.
Rusia 2018 ha dejado claro que no permitirá errores arbitrales, y en el 65′, el VAR hizo su aparición triunfal, nuevamente. Un ariete sueco fue derrumbado por un zaguero surcoreano, en un principio, el principal salvadoreño Joel Aguilar no sentenció la falta, pero tras ser comunicado desde la recámara del video arbitraje, éste detuvo el choque para revisar la jugada que por ende, certificaría que dicha acción era meritoria de la pena máxima.
El capitán nórdico, Andreas Granqvist, convirtió desde los 11 pasos colocando la esférica a la izquierda del portero rival.
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